[escepticos] La Diada de Cataluña.

[Francisco Mercader]

La Diada de Cataluña ha conseguido  reunir una inmensa cantidad de gente 
en la famosa cadena desde La frontera de Francia hasta  Tarragona.
La gente estaba más que contenta; entusiasmada, diría yo o, incluso, 
enardecida mediante los oportunos discursos nacionalistas y los hábiles 
toques musicales  de "Els Segadors" "El cant del Ocells" y otros 
estímulos que hacían cosquillas en lo más sensible de la gente.
Sin embargo, esta vez el entusiasmo popular no ha conseguido  más que 
entristecerme.
Hace exactamente cincuenta y dos años  fui, en la mili, nombrado 
gastador de mi compañía (y no es que yo sea especialmente alto para los 
stándares actuales. pero sí lo era para la raza medio hambrienta de 
aquellos años) y designado para  marchar delante de todos, con otros dos 
compañeros,  en el Desfile de la Victoria, en el Paseo de la Castellana 
de Madrid. En aquella época, mi falta de experiencia política, el 
supuesto honor de haber sido escogido, las marchas militares  y el 
entorno opresivo de la mili consiguieron que me emocionara (idiota de 
mí)  y me complací en desfilar lo mejor que pude soportando heróicamente 
el peso del mauser  sin desfallecer en una postura irracional durante 
los  seis o siete kilómetros del desfile.   Mucho he lamentado esa 
emoción y mucho me he avergonzado de mí mismo  durante los años 
siguientes pero al mismo tiempo me enseñó cuán vulnerables somos los 
humanos desprevenidos cuando se nos inocula el virus del patriotismo 
con hábiles maniobras de distracción.
En esta cadena humana de la Diada (la he visto por la tele, que no se 
piense que he ido) me ha parecido volver a ver  la misma emoción y  el 
mismo entusiasmo  que a mí me supieron inyectar  pero la diferencia es 
que aquí, junto a adolescentes desinformados e inmaduros como era yo en 
1961,  había hoy  personas mayores; adultos con preparación suficiente 
para haberse dado cuenta de las trampas y sin embargo, ahí  han estado, 
gritando y bailando como si la prometida independencia les fuese a 
salvar de algún peligro horrible o de algún ejército  ocupante.
Hoy me he dado cuenta de que como humanos no tenemos remedio y  de la 
inutilidad de cualquier diálogo o discusión política que intente 
convencer al oponente  de algo  de lo que no esté ya convencido.  :-(
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