[escepticos] Esos otros aspectos de la crisis

Rubén Villoria rvilloria en gmail.com
Mie Jun 6 08:52:57 WEST 2012


2012/6/6 Carles Mateu <carlesm en carlesm.com>:
> Akin:
>
> En mi fase magufa yo veo una inter-relación entre todos esos hechos. Parece
> haber como una gran casta de clase alta copando todo el poder del estado y
> protegiéndose mutuamente mientras elaboran leyes para hacerse más ricos a
> costa de que los pobres seamos más pobres.
>
>
> Carles:
> Yo no estoy muy en desacuerdo, pero lo veo "menos maguferamente". No creo
> que haya una "colaboración consciente" (por llamarlo de alguna forma) entre
> los de la casta esta, sinó mas bien una "colaboración por default". No creo
> en un plan elaborado para jodernos la vida a los demás, sinó en inercias del
> tipo de, ante la duda, apoyar a los mios, joder a los otros.
>

venga, que voy a subir la apuesta: estoy de acuerdo con Akin con la
mejora de Carles, pero añado: efectivamente, estamos creando una casta
de gobernantes con consentimiento tácito (y aquí me incluyo).

Es algo con lo que me tropiezo una y otra vez en el mundo laboral: hay
muy buenos profesionales que no quieren dirigir departamentos por una
mezcla de razones:

a) tienen la honestidad y la humildad suficiente como para saber que
"cargos son cargas", la dirección les da mucho respeto porque saben
que si se meten en ello tienen que hacerlo bien, y no pueden asegurar
que darán la talla (nadie lo puede asegurar, sólo que ellos tienen el
pudor suficiente como para considerarlo)

b) decepción con el resto de antropoides con los que trabajan, resulta
más gratificante realizar el propio trabajo bien que intentar mejorar
las condiciones de vida de una panda de mamones ingratos (en la
mayoría de casos, razón no les falta)

c) restarle tiempo a tu propia vía profesional para darlo a la gestión
empeora tus cualidades dentro de la profesión que te gusta.
Asumámoslo, el tiempo no es infinito.

d) hay cualificaciones "supuestamente" necesarias con las que no
cumplen (por favor, nótese el entrecomillado). En muchas empresas dan
una gran importancia a títulos universitarios (da igual, como si es de
Bellas Artes) o (y esto lo he visto, lo prometo) un título oficial de
inglés (para gente que lo entiende, lo habla y lo escribe
correctamente, pero que lo aprendió básicamente sirviendo copas).


Por el contrario, muchos de esos puestos son ocupados por otra
subespecie a la que también tengo bastante bien catalogada:

a) experiencia, muy poca, pero coño, han tenido la suerte de nacer en
una familia con recursos para meterles en una escuela privada y no
sólo eso, han podido estudiar sin tener que dedicarse a cosas tan
mundanas como el trabajo.

b) lo habitual es que a esos individuos se les enseñe (básicamente por
inmersión cultural) que su estado natural es el de "dirigir": dirigir
una empresa, gestionar un departamento de una multinacional, llevar un
despacho de abogados, ser funcionario de alto nivel... Vamos, que las
inyecciones de ambición de liderazgo no faltan.

c) como muchos de ellos se han criado en esos selectos viveros, en su
vida de adultos el intercambio profesional es más fluido.

d) aquí mi favorito, que aprendí de un magnífico libro llamado "sobre
la psicología de la incompetencia militar": básicamente muchos de
ellos serán gilipollas, pero serán "sus" gilipollas. Y es que, si eres
un ser de capacidad limitada pero con la suficiente astucia como para
detectar a alguien que te pueda hacer sombra (aquí se mezclan
sentimientos muy graciosos de autoestima, competitividad, etc. etc.)
lo primero que haces es ponerlo en una posición que no pueda ser una
amenaza, y cubrir la vacante con un esbirro atontado (y agradecido) al
cual ya conoces desde los tiempos del cole.


Trasladad todo esto al mundo político y... voilà, ahí tenemos la
receta de la incompetencia.

Pero también hay que considerar lo siguiente: debido a que somos
humanos (y con esto me refiero a que mayormente no somos nada más que
un montón de animales con ínfulas) tenemos sentimientos, y el
liderazgo, generalmente, funciona tocándole la fibra sensible a la
gente.

Por eso los jetas, la gente con una gran autoestima y muy pocos
escrúpulos, es la que habitualmente consigue que se hagan las cosas.
No porque sea lo mejor, sino porque son capaces de convencer a un
montón de sujetos pasivos que son tan capaces de colgar a un dictador
como de torturar a unos inocentes, si son convenientemente
estimulados.

Y con esto vuelvo a lo de "consentimiento tácito": por parte de
quienes no se agarran los machos y toman la batuta, con la suficiente
autoestima y responsabilidad y por parte también de quienes no son
capaces de reconocer a alguien que trata de ayudarles y simplemente se
queda a mirar en qué acaba la cosa. Y la cosa suele ser que ese
alguien acaba siendo aplastado por los jetas y los socarrones "que
saben de qué va esta vida", aspirantes a esbirros cuyo máximo sueño es
que le caigan unas migajas del pastel que otros han robado.

Un saludo, R.


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