[escepticos] la torá y el precio del pepino torero

[Francisco Mercader]

[Tenebris]
Muchos animales matan a otros, incluso si es necesario a los de su 
propia especie, para satisfacer su hambre y su necesidad de 
nutrientes. Nosotros tan sólo somos uno más pero con la enorme 
diferencia de que nos realizamos determinados planteamientos éticos 
sobre nuestro proceder y la posibilidad de mejorar el mismo para 
ahorrar sufrimientos a nuestras víctimas.

[Mercader]
Vaya por delante una declaración: soy, lo que mis vecinos burlones 
llaman un 'besaperros'; un pirado que le habla a sus bichos como si de 
personas se tratara y que acaba de salir de una casi depresión por la 
muerte de uno de sus amigos perros. Que no puede ver ni en pintura el 
maltrato a los animales y que podría liarse a puñetazos con alguien 
al que viese  hacer daño a un bicho...
Pero vaya ahora otra declaración; mi sospecha de que el amor por los 
animales por parte de los humanos no puede tener un fundamento lógico; 
que viendo lo que ocurre en el resto del reino animal, lo 
verdaderamente adaptativo sería que los animales fuesen nuestros 
competidores o nuestro alimento  o nuestras herramienta de trabajo, 
como ha venido siendo desde el principio de la Historia. Que el amor 
desmedido a los animales, como el mío, sólo puede estar originado por 
alguna distorsión en  nuestro sistema de relación con el entorno, que 
la causa pudiera ser alguna carencia personal  unida a esa 
coincidencia en el código expresivo que encontramos en alguna de 
nuestras mascotas y con el que, en muchos casos, se puede sustituir la 
presencia de personas a nuestro lado.  Veo algún documental en el que 
los lycaones (me vale el ejemplo porque puedo asimilarlos a perros, a 
los que conozco bien) devoran viva a una  presa mientras mueven 
alegremente las colas y pienso que su insensibilidad al dolor del ser 
ajeno  al que están comiéndose vivo  debe de ser lo verdaderamente 
natural, ya que si no, no sería posible la existencia de la biomasa 
entera, basada en una permanente fiesta en la que unos comen y otros 
son comidos. Un valor tan éticamente considerado como la compasión es 
algo imposible en la relación animal interespecífica puesto que si no 
comes a alguien, te mueres.  Y lo dice alguien que siente una 
compasión infinita en multitud de casos.  Alguien que, a los dieciseis 
o diecisiete años, después de ahorrar trabajosamente para un fusil 
submarino carísimo, lo disparó en su primera incursión cinegética, 
ensartó a una preciosa palometa  de unos tres kilos y cuando sintió el 
desesperado tirón del animal al otro lado del arpón, hizo suyo su 
sufrimiento y desertó para siempre de aquel deporte.
Durante años he sido contrario al deporte de la caza  sin más razón 
que la ética, ese valor etéreo inventado por los humanos para 
justificar lo que nos parece mal.  Después, al ir razonando y 
comprobando que una mayoría significativa de nuestra especie siente 
placer cazando, presenciando corridas de toros o, simplemente, 
contemplando un arma he tenido que  admitir que  debe de haber 
resortes demasiado asentados e incorporados  a nuestra naturaleza  que 
no  pueden ser fácilmente eliminados  con un argumento 'ético' sino 
que forman parte de nuestro equipaje biológico. Yo mismo, tengo un 
arco y flechas, disfruto leyendo las características técnicas  de un 
carro blindado  y he practicado boxeo aficionado en mi juventud ¿puede 
haber mayor contradicción?
Hoy día mi posición es difícilmente explicable, incluso a mí mismo: 
Me desagradan en extremo las corridas de toros -sufro junto con el 
animal- pero ya no soy capaz de calificar a quienes las disfrutan; 
admito, me guste o no,  que su insensibilidad al dolor, a la angustia 
y a la desesperación del animal  es más 'natural' que mi posición, que 
cuando  me como un filete de ternera olvido todo sin  demasiado 
remordimiento. Creo, finalmente, que las personas que hemos 
incorporado  la relación con los animales justificándola  con 
argumentos éticos, somos los verdaderamente 'raros'. Aún así, seguiré 
dispuesto decirle a cualquier taurino que sus argumentos son 
pintorescos y que me liaría gustosamente a puñetazos con él. Lo cortés 
no quita lo valiente.
Saludos.
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Mis residuos mentales, en:
 http://www.telefonica.net/web/fmercaderr
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