[escepticos] Coda del CV de Bernat Soria

Miguel Martínez Estremera mimartin en cepymearagon.es
Sab Mar 15 19:16:50 WET 2008


Os copio el reciente artículo del blog de A.Espada sobre el asunto  
del CV de Soria.
Que nadie lo entienda como un asentimiento ni cualqier toma de  
posición mía, que os conozco. ;-)

Miguel A
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He tenido muy presente estos días al señor Bernat Soria, el ministro  
de Sanidad del gobierno español. Tengo abierto un blog (como el que  
tiene un salón) y hace una semana dejé allí la carta de un colega  
suyo donde se aludía en forma crítica a las hinchazones que  
presentaba el currículum que el ministro y hoy candidato por Alicante  
tiene colgado en su web. Puse la carta porque era interesante y  
porque afectaba a uno de mis asuntos favoritos: cómo se construyen  
mentiras con un gramo de verdad. Pero el suceso, aunque llamativo, no  
iba a revolucionar el infierno y lo habría olvidado de no ser porque  
un par de días después el ministro se quejó con malos modos de las  
puntualizaciones de su colega e insistió en el rigor de su  
currículum, lo que me obligó a escribir otra nota asumiendo como  
propias las afirmaciones de la carta y señalando detalladamente donde  
y en qué lugar las hinchazones presentaban un aspecto tumefacto. El  
ministro ha ido insistiendo, a su vez, en la cantinela del rigor, y  
es semejante insistencia lo que me tiene absolutamente interesado.  
Comprendo que estamos en campaña electoral y es explicable que el  
candidato vea conspiraciones tenebrosas para frustrar su escaño por  
Alicante, como si los habitantes de esa ciudad portentosa estuvieran  
esperando que yo les revelara la verdad de su candidato. Comprendo  
también que el ministro ha sufrido una mísera y continuada agresión  
por parte del más negro catolicismo, gracias a su empeño científico  
con las células madre. Pero precisamente por esta última cuestión,  
que lo hace acreedor al respeto y a la deuda de todo ser pensante, se  
me hace mucho más rara y estridente su actitud.

Yo querría que, en la medida de lo posible, la explicación de sus  
maniobras retóricas trascendiera al personaje y a su circunstancia.  
Es un vano propósito, ya lo sé, pero al menos tú y yo nos podemos  
sentir exclusivamente fascinados por el mecanismo. Antes de entrar en  
materia déjame añadirte una leve maldad sobre el personaje, pero  
representativa, tal vez, de una inocente e irresistible tentación por  
la mentira y, lo que ya es intolerable, por la mentirijilla. Fíjate.  
En su primera respuesta a las puntualizaciones, incluida en su página  
electoral el pasado 3 de marzo, el ministro asegura: “Quiero que  
sepáis que el currículum que he colgado en esta web no está preparado  
para la campaña electoral: los datos corresponden a mi currículum  
profesional, que he usado en mi carrera durante más de 30 años  
(actualizado, claro).” Leo esta frase y me reafirmo en que se trata  
de un hombre extraordinario. Atiende a este párrafo. “Desde 1990 y de  
forma ininterrumpida soy miembro de la Comparsa de Moros de Onil. Mi  
trabajo ha sido generosamente reconocido en numerosas ocasiones por  
la sociedad alicantina (Importante de Información 2004; Premio Flor  
de la Asociación Dones i Comunicació; Premio Dátil d’Ór de Elche,  
Cremaor y Vicepresidente de Honor de la Hoguera Hernán Cortés de  
Alicante, Llama Rotaria y Paul Harris Fellow a propuesta de los  
Rotarios de Elche, Granera d’Or de la Hoguera Benito Pérez Galdós de  
Alicante.) Comparsa, Dátil, Cremaor y Llama. Todo por Alicante. Un  
currículum profesional.

Vayamos a los mecanismos. El ministro Soria escribe en su biografía:  
“Me convertí en catedrático de Fisiología y en el decano más joven de  
España, al frente de la Facultad de Medicina.” Lo que debió escribir  
es: “Unos días de enero y de febrero del año 1986 actué en funciones  
de decano (sólo la inversión del sintagma permite descubrir su  
sentido real) ante el vacío creado en la facultad de Medicina por  
sucesivos nombramientos. Dejé esas funciones el 11 de febrero de 1986  
para presentarme a las elecciones del decanato, que perdí.” Incluir  
esa función accidental en el currículum lo pone al mismo nivel de un  
concejal que presumiera de haber sido alcalde o de un vicepresidente  
que hiciera lo mismo por haber sustituido al presidente durante un  
viaje oficial. Pero sigamos con el mecanismo. “En Alemania comencé mi  
formación investigadora (1979-1980) junto a los profesores Erwin  
Neher y Bert Sackmann (Premio Nobel de Medicina en 1991).” ¿Name  
dropping, pensarás? Quia, demasiado sofisticado. Sólo como esas fotos  
que uno se hace con el Rey. Ni Sackmann ni Neher aparecen en ningún  
lugar de la vida profesional de Soria. Y desde luego el nombre de  
Soria no aparece en toda la amplia bibliografía de ambos. Pero quiero  
que escuches, además, la opinión de Enrique Roche. Te lo presento. Es  
un investigador reconocido, de 48 años, adscrito a la Universidad  
Miguel Hernández. Fue un estrecho colaborador de Soria (hasta que los  
separó la gestión universitaria y también la ciencia) y ha firmado  
con él varios trabajos. Le pregunté por esa relación científica y  
contestó: “Sí, yo también podría decir que una vez le di la mano a  
Severo Ochoa. Muchas veces oía hablar a Soria de sus relaciones y al  
cabo de un tiempo me enteraba de que no habían pasado del cordial  
apretón”.

El mecanismo se hace algo más violento al llegar a la etapa de  
Singapur. Escribe el ministro en su currículum: “El inicio de mis  
investigaciones con células madre provocó una reacción negativa del  
entonces Gobierno del PP, que llegó a abrirme un expediente. Esto  
hizo que tuviera que autoexiliarme a Singapur para continuar con mis  
trabajos de investigación.” Exilio es una palabra gruesa y autoexilio  
ni te cuento. Lo cierto es que Soria viajó a Singapur. Pero no hay  
rastro del trabajo científico que presuntamente desarrolló allí.  
Entre otras cosas porque el exilio aún fue más corto que el decanato.  
Escucha a Roche: “No hay ni habrá resultados del trabajo en Singapur.  
Para que lo hubiera, Soria debió tener un laboratorio asignado y  
nunca lo tuvo. Nunca se dio de baja en la Universidad. A Singapur  
iría en total un mes y medio durante dos años, en viajes diferentes,  
coincidiendo con el verano y las vacaciones de su familia.” El  
mecanismo tiene una última vuelta tuerca. Escribe el ministro: “He  
tenido la fortuna de recibir numerosos premios en reconocimiento a mi  
labor científica, entre ellos la Medalla de Oro y Premio de la Real  
Academia Nacional de Medicina”. Desde el punto de vista retórico es  
el que tiene más interés.

Soria fue nombrado académico correspondiente de esa Academia. Es  
sorprendente que no lo cite, aunque quizá lo habría hecho si el  
nombramiento hubiese sido el de académico numerario. En realidad el  
Premio de la Real Academia que cita tiene como consecuencia más  
importante el nombramiento como correspondiente; y después dos  
ornamentos: una medalla de oro y tres mil euros de recompensa. Ahora  
imagínate que Soria hubiese escrito en el currículum: “He tenido la  
fortuna de recibir tres mil euros en reconocimiento…” Pues bien, la  
alusión a la medalla no es mucho más lógica. Sólo que, a diferencia  
del vil metal, puede otorgar al reconocimiento un énfasis, una  
nobleza, diferente.

El ministro Soria no es un ministro cualquiera. Quiero decirte que  
fue elegido ministro por sus trabajos científicos. Y que la verdad es  
la célula madre de la ciencia. Dice Montaigne, y era un escéptico:  
“Al realizarse nuestro entendimiento únicamente por la palabra, aquel  
que la falsea, traiciona la relación pública.” La historia del  
currículum es una muestra clara del nivel al que han llegado las  
aguas en el trato con la palabra y con la verdad.
Sigue con salud


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