[escepticos] Consulta sobre YMCA

Inés G.A.T. inesucu en gmail.com
Sab Jun 8 19:38:06 WEST 2013


El 8 de junio de 2013 19:03, Pepe Arlandis <pepe.arlandis en gmail.com>escribió:
>
>
> No puedo responder por otras personas, pero te puedo decir que no se
> los detalles de como decidí no creer, pero como el acto de creer es un
> acto voluntario, supongo que el acto de no creer también lo es, quizá
> la palabra "elegir" no es la más adecuada, pero no se me ocurre otr0.
>
>
(Inés)
Me parece que no estoy de acuerdo contigo. Me voy a permitir extenderme con
mi experiencia al respecto, aviso y así, el que quiera, que no pierda el
tiempo leyendo esto.

Yo no recuerdo ni haber elegido creer ni haber elegido dejar de creer.
Recuerdo que hasta la adolescencia yo tenía lo que se llama fe, es decir,
suspendía toda mi capacidad lógica y razonadora (la mucha o poca que
tuviera)  para determinados asuntos que, simplemente, me creía. No recuerdo
que fuera algo voluntario, supongo que era la forma de funcionar de mi
cabeza.

Luego dejé de tener fe. No porque reflexionara sobre las incongruencias
filosóficas de la religión, ni sobre la apuesta de Pascal, ni sobre la
posibilidad de un motor inmóvil o las semejanzas de un dragón indetectable
con un dragón inexistente. Es que, sobre los quince años, en cuestión de
pocos días me di cuenta que era incapaz de suspender mi modo habitual de
pensar cuando se trataba de pensar en Dios. No sé por qué ocurrió (tengo
sólo ciertas ideas al respecto) pero no diría que yo elegí dejar de creer
tras una reflexión. De hecho, debo confesar que, en momentos especialmente
duros, he tenido tentaciones de volver a creer en algo sobrenatural que me
aliviara (a veces una piensa sólo en que hay que tirar pa'lante como sea).
Pero he sido incapaz. Ya no puedo.

No creo que la fe sea una cuestión de voluntad. Eso es lo que le acabo
diciendo siempre a la poca gente que me topo que me intenta convertir (o
que intenta que me crea las bondades de la homeopatía, la energía de los
chacras y esas cosas): hay cosas que precisan de fe, y yo no tengo ninguna,
y aunque quisiera tenerla, no depende de mí que, como dice el amigo Reivaj,
baje una lengua de fuego y se me ponga en la coronilla.

Una persona me respondió algo "interesante" una vez: "es que Dios es un
caballero, no va a entrar en tu casa si tú no le abres la puerta y tú,
Inés, no le dejas ni un resquicio..." :-)) Mira que, desde aquella
adolescencia, me he tragado ceremonias católicas, he frecuentado compañía y
amistad de católicos, incluso, como he dicho, en algunas muy malas tardes
me hubiera gustado creer. Se ve que el dios católico para entrar en mi casa
no necesita que le abra una puerta, necesita que le haga un pedazo de pista
de aterrizaje, y ni con esas...



-- 
Inés G.A.T.


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