[escepticos] Músicos y músicos (era: Método científico)
Francisco Mercader
fmercaderr en telefonica.net
Lun Abr 26 22:19:48 WEST 2010
[José Á. Morente]
Acerca de que uno de esos "músicos" no debe saber improvisar ni
perderse, entonces has conocido músicos "de esos" que son muy malos (o
tienes una idea muy "tópica" de lo que es un músico de conservatorio).
[Mercader]
Después de tu soflama minusvalorando a los jazzeros, y a riesgo de que
te enfades, he de lanzar la mía.
Vaya por delante el hecho de que nací a la música con la clásica, que
mis dioses fueron, en la infancia, Stravinsky, Béla Bártok, Hindemith y
Prokofieff y que no descubrí el jazz hasta pasados los quince o
dieciséis años. Así que no se me puede acusar de no ser ecléctico.
No sé si ya he contado esta anécdota aquí pero la repito para los nuevos
porque después de cuarenta años me sigue pareciendo impagable.
En los años sesenta yo tocaba en una sala de fiestas en Almería.
Nuestro pianista se había puesto enfermo y había que sacar de donde
fuera a un sustituto que pudiese leer a primera vista las partituras de
las bailarinas que se habían empeñado en bailar Las Bodas de Luis
Alonso, nada complicado armónicamente pero con tantas semifusas que el
papel parecía negro. Pudimos convencer al maestro Barco, un viejecillo
que había dirigido la banda municipal, y había enseñado solfeo a tres o
cuatro generaciones. En suma: una garantía. El primer día de la
sustitución, transcurrió perfectamente. El viejo profesor lo leía todo
sin ensayar, que era lo que necesitábamos. Sólo en cierto pasaje, sonó
una nota extraña que no venía a cuento pero que atribuímos a un simple
error circunstancial. El segundo día transcurrió también perfectamente
pero la extraña nota, que incluso había hecho levantar la vista a algún
borracho de los que abarrotaban el local volvió a sonar en el mismo
sitio. Cuando se marchó el maestro, los cuatro de la orquesta nos
inclinamos sobre el papel del piano para ver qué demonios ocurría. Allí
estaba: una cagada de mosca del mismo tamaño que una semifusa había
caído sobre una de las notas engañando al lector sobre el lugar exacto
donde la nota debía estar colocada. El caso es que el maestro la tocaba
sin inmutarse a pesar de causar una disonancia que hacía retorcerse las
tripas. Aquel día empecé a comprobar que había una clase de músicos con
muchísimo oficio pero sin demasiada capacidad para comprender su propio
trabajo.
[José Á. Morente]
En la carrera se estudian varios años de una asignatura dedicada a eso,
y que entre otras cosas obliga a cualquier músico a poder transportar
música por compleja que sea a otro tono sin ensayo previo (aparte de
poder realizar cualquier arreglo, adaptación, acompañamiento, etc.
completamente improvisados en base, como mucho, a un bajo cifrado).
[Mercader]
No apabulles al personal con una impresión que no se ajusta ni de lejos
a lo que estamos hablando. Ninguna de las habilidades que citas arriba
requiere la menor dosis de capacidad artística; sólo la disciplina de
haber estudiado el lenguaje musical con la misma intensidad de unas
oposiciones a notarías. Lo que describes es sólo artesanía musical y
puedes conseguirlo aunque no tengas ni pizca de oido musical ni gusto .
El Maestro Barco que yo citaba más arriba era un especialista en las
disciplinas que citas, pero había compuesto unos bodrios infumables y
eso era la muestra de su nula capacidad para el Arte.
[José Á. Morente]
aseguro que componer una buena obra sinfónica requiere de muchísima más
creatividad que tocar siempre la misma escala pa'rriba y pa'bajo, que,
simplificando mucho, es lo que hacen los jazzeros.
[Mercader]
Un compositor clásico tiene todo el tiempo del mundo para escribir,
borrar y volver a escribir una y otra vez hasta que está satisfecho con
lo que ha escrito. El músico de jazz tiene que crear mientras actúa y
no tiene una segunda oportunidad para borrar lo que los espectadores ya
han escuchado. No sé si consigo explicar la tremenda diferencia entre
las dos disciplinas.
Los músicos de jazz que sólo recorren el teclado haciendo escalas serán
del mismo nivel impresentable que el maestro de mi ejemplo. Sin embargo
los hay que no hacen eso sino que son capaces de crear de manera
inagotable.
Desde aquí recomiendo a los pocos que puedan estar leyendo este ladrillo
a que escuchen a Chano Domínguez, un autodidacta que vino de la
guitarra flamenca, pasó a los teclados rockeros y un día, ya mayor,
descubrió un piano de cola y nos regaló el nacimiento de una verdadero
fenómeno musical fusionando el Flamenco con el Jazz en una forma que
nadie había hecho antes. Es un individuo que nos tiene permanentemente
boquiabiertos a todos los que nos dedicamos a esto.
Eso es un creador, que no necesita interpretar a nadie .
Ahora recuerdo a Barenboim, un excelente pianista clásico que, sin
conciencia de sus límites, se ha atrevido a publicar un disco
interpretando tangos, revelando una sublime ignorancia de dicho género y
mostrando un reumatismo musical que hace reir a las ovejas. Otro
episodio notable es el de Yehudi Menuhim atreviéndose a tocar a duo con
Stéphane Grappelli ¿Quién habría engañado al pobre Menuhim sacándole
de sus conciertos y haciéndole creer que podía seguir aunque fuera de
lejos al creador de todo un estilo en el violín? El disco sólo produce
pena a los que admiramos a Menuhim en lo suyo. .
En fin; ya acabo antes de que me expulsen por pesado.
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Mis residuos mentales, en:
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Dicho lo cuál, no entiendo nada del paralelismo o analogía que
intentabas plantear.
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