[escepticos] OT sobre las cajas de ahorros
Rodolfo del Moral
rodolfo en cybereuskadi.com
Dom Sep 14 00:11:13 WEST 2008
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Hola, pego el contenido entero, porque no creo que haya otro link.
Pero mira tú que cosas:
[user en localhost ~]$ ping solidaridad.net
PING solidaridad.net (68.178.191.71) 56(84) bytes of data.
64 bytes from ip-68-178-191-71.ip.secureserver.net (68.178.191.71):
icmp_seq=1 ttl=45 time=167 ms
64 bytes from ip-68-178-191-71.ip.secureserver.net (68.178.191.71):
icmp_seq=2 ttl=45 time=166 ms
64 bytes from ip-68-178-191-71.ip.secureserver.net (68.178.191.71):
icmp_seq=3 ttl=45 time=167 ms
De todos modos, aunque un ping no funcione, no significa que el servidor
no exista como bien debes saber.
Bueno, el artículo:
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/Jueves 18 de noviembre de 2004
Fuente: Expansión/
Durante años, y en especial en los dos últimos tras la aprobación de la
Ley Financiera, la Ceca y las 46 cajas de ahorros españolas que componen
la confederación han intentado quitarse de encima el sambenito de ser
consideradas empresas públicas, y por extensión, ineficientes y a merced
de los políticos de turno. No lo han conseguido.
Las autoridades europeas han vuelto a catalogar a las cajas como
entidades ‘públicas’. Es un sambenito que no consiguen quitarse. Para
bien y para mal.
En las oficinas de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (Ceca)
en la calle Caballero de Gracia –en el centro de Madrid y a un tiro de
piedra de la Real Academia Española– hay una expresión maldita: entidad
pública. También se consideran tabú todas sus variantes: semipública,
estatal, del Gobierno regional, del ayuntamiento...
Durante años, y en especial en los dos últimos tras la aprobación de la
Ley Financiera, la Ceca y las 46 cajas de ahorros españolas que componen
la confederación han intentado quitarse de encima el sambenito de ser
consideradas empresas públicas, y por extensión, ineficientes y a merced
de los políticos de turno. No lo han conseguido.
La Ley Financiera, que afectó a todo el sistema de bancos y cajas, tuvo
especial incidencia en estas últimas entidades. La normativa, aprobada a
finales de 2002, introducía cambios sustanciales en los órganos de
gestión de las cajas. Uno de ellos era limitar la representación de las
administraciones (autonómicas y locales) al cincuenta por ciento en la
composición de los órganos de administración. Otro cambio consistió en
introducir más protección para evitar cambios en los órganos de gobierno
de las cajas ante cambios políticos en una comunidad con motivo de las
elecciones.
Dos años después, y cuando todas las cajas prácticamente han completado
su adaptación a la Ley Financiera, el fantasma de sus supuestas
características públicas no sólo no muere. Reaparece con fuerza en los
sitios más inesperados.
Las autoridades europeas han trasmitido esta semana su intención de
bloquear una eventual entrada de las cajas en el plan de salvación de
los astilleros Izar (ver EXPANSIÓN de ayer). Según Bruselas, si las
cajas entran en el capital de Izar, junto con la Sociedad Estatal de
Participaciones Industriales (Sepi), supondría el control público de los
astilleros.
Lo bueno y lo malo
El hecho de que desde Bruselas se transmita este mensaje tiene su lado
bueno y su lado malo. El bueno es que Bruselas pone en bandeja a las
cajas de ahorros un argumento para no acudir al salvamento de Izar.
Estas entidades se han mostrado reacias a participar en un plan de
dudosa viabilidad empresarial y hacia el que les están empujando el
Gobierno y los sindicatos. A partir de ahora, en lugar de decir “no
queremos”, las cajas podrán pasar la patata caliente a Bruselas y decir
“son las autoridades europeas las que se oponen”.
La parte mala es la pesadilla del vocablo “público”. Al insistir en el
carácter “público” de las cajas de ahorros, el mensaje de Bruselas
bombardea la estrategia de las cajas de ahorros. La Ceca, que ayer
celebró su habitual consejo de administración mensual, no responderá a
Bruselas.
Pero algunas fuentes cercanas reconocen que las matizaciones de las
autoridades europeas han caído como un jarro de agua fría. Desde hace
años “se ha ido explicando a Bruselas que las cajas tienen un carácter
privado”, señalan esas fuentes. En la Ceca no dudan en aludir a las
sentencias del Tribunal Constitucional, que han ratificado ese carácter,
en conflictos como los de las ayudas de las cajas al grupo Sniace.
Discusión
Hablar del carácter público o privado de las cajas es un tema recurrente
del sistema financiero español, y a lo largo de los años se ha
convertido en un debate bizantino. Dadas sus peculiaridades, cualquier
disquisición sobre su carácter es como hablar del sexo de los ángeles.
Nunca habrá consenso. Sólo hay consenso en un punto: las cajas no tienen
accionistas y son unos bichos raros en el sistema empresarial. A partir
de aquí, hay argumentos de todo tipo. Las cajas son un cruce híbrido
entre fundaciones privadas y empresas con fuerte representación del
poder público, o influidas por él. Para algunos, demasiado. Para otros,
lo mínimo.
Si bien lo público a veces es un fantasma que deteriora la imagen de las
cajas, pocos podrán negar que en otras ocasiones juega el papel de hada
madrina. Desde hace años, el éxito comercial de las cajas frente a los
bancos es todo un paradigma digno de estudio en las escuelas de negocio.
¿Cómo es posible que las cajas, menos eficientes que los bancos, sean la
mitad del sistema financiero? ¿Cómo es posible que con ofertas menos
competitivas que los bancos, les hayan superado en créditos y depósitos?
Hay una explicación. Su carácter público, no en el sentido societario,
sino comercial. Las cajas son vistas como algo público, cercano, que no
puede quebrar, que se vuelca con el ciudadano. Si es puro márketing, a
las cajas les queda recorrido hasta convencer al mercado de su carácter
privado. No sólo en España. Baste mencionar una anécdota. Recientemente,
en un foro empresarial en Portugal, se presentó a Repsol como “un grupo
semipúblico” por estar participado por La Caixa.
*¿Público o privado?*
El debate sobre si las cajas son entidades públicas o privadas reaparece
cada cierto tiempo.
La posible entrada de las cajas en Izar ha reabierto la discusión.
Técnicamente, el poder político en las cajas llega, como máximo, al
cincuenta por ciento.
Societariamente, a las cajas les perjudica que se hable de su condición
pública, pero comercialmente les beneficia.
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