Re: [escepticos] El Salvador: Asamblea Legislativa aprueba castigar con cárcel ofensas a dogmas religiosos
david en puntoque.net
david en puntoque.net
Mar Mayo 15 07:55:50 WEST 2007
Bueno, pues ahora te jodes, narizotas de mierda, y te doy la razón, con lo
cual te demuestro que te equivocas, ala.
;)
Ahora en serio, muy guapa la exposición, el último párrafo me dan ganas de
seguir dando la matraca, ciertamente la gente percibe que la justicia no
debería de dejarse llevar por estas presiones y encuentra especialmente
sangrante los casos en los que así ocurre... Pero mejor cierro la boca, que
demasiado he estirado el off topic, me temo.
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----- Original Message -----
From: Jarmatan
To: david en puntoque.net ; Lista Escépticos
Sent: Tuesday, May 15, 2007 3:38 AM
Subject: Re: [escepticos] El Salvador: Asamblea Legislativa aprueba castigar
con cárcel ofensas a dogmas religiosos
¡Hola!
El día 14/05/07, david en puntoque.net <david en puntoque.net> escribió:
Las personas
se identifican con sus ideas; pueden adoptar unas nuevas y abandonar otras,
pero intenar arrancárselas resulta siempre traumático.
David-
Bueno, es que yo no trato, o al menos no suelo hacer, de arrancar ideas a
nadie.
Siempre que opones tus ideas a las de otro, y legítimamente las defiendes en
contra de aquellas, estás tratando de imponer tu criterio, intentando
demostrar que el otro se equivoca y que tu estás en lo cierto. Cuanto
mejores y más afilados sean tus argumentos, más eficaz serás en dañar la
posición del contrario, y más agredido se sentirá aquel. No es, pues, tu
voluntad de arrancar las ideas del otro lo que importa, sino la calidad de
tus argumentos y el daño que causan en las ideas de quien los escucha.
Existe por ahí un mecanismo psicológico que se llama, si no recuerdo mal,
disonancia cognitiva. Básicamente consiste en lo siguiente: uno comienza a
percatarse de que está equivocado, de que sus argumentos no són tan sólidos
como pensaba. Esta sensación se opone frontalmente con nuestra opinión sobre
nosotros mismos que, como es natural en una persona sana, es positiva.
Entonces se establece un conflicto interno entre dos ideas opuestas
(disonancia), incompatibles entre sí:
1) Estoy equivocado porque los argumentos lo demuestran.
2) Soy un tipo bastante inteligente que rara vez se equivoca.
Resolución del conflicto: o lo uno, o lo otro; ambos a la vez es imposible.
La primera tiene que ver con la capacidad de razonar, y la segunda con la
autoestima. Ambos mecanismos (razón y autoestima) forman parte de nuestra
personalidad y son necesarios. Cuando nos vencen con el primero de ellos,
nuestra autoestima queda dañada, lo cual es psicológicamente doloroso.
Cuando vencemos nosotros, nuestra autoestima se ve fortalecida, lo cual es
reconfortante.
Este simple mecanismo explica muchas cosas. Explica, por ejemplo, como es
posible que alguien argumente con toda calma contra una idea, mientras que
su contrario salta de la silla echo un basilisco. Explica como es posible
que laguien repita una y otra vez un argumento excelente, mientras su
contrario parece no ya no escucharlo, sino ni siquiera oirlo. Explica
porque, en una discusión acalorada, detestamos que no nos dejen hablar, pero
al mismo tiempo tendemos a evitar que los demás expongan claramente sus
argumentos. Explica los sudores frios, los balbuceos, los carraspeos, las
huidas rituales (apartar la vista, taparse la boca, ocultar el rostro), el
rubor en el rostro, todos ellos síntomas frecuentes de un proceso de
disonancia cognitiva.
>>Jarmatan-
>>Las ideas forman parte ensencial de la personalidad de individuo y, por
>>tanto, de su persona. La inmensa mayoría de los individuos, si no todos
>>ellos, considerarán que agredir sus ideas es agrediles a ellos
>>personalmente; y quienes no lo consideran así, se comportan como si lo
>>considerasen.
>David-
>Juraría que quien así piensa tiene un problema, que en todo caso no es el
>mío.
¿Quieres apostarte algo? X-D
Ten en cuenta que no estamos hablando de un mecanismo racional. Uno puede
estar de acuerdo en que las ideas "son para darles caña", pero cuando
destrozan sus argumentos no podrá inpedir que su autoestima se resienta, y
terminará, inevitablemente, perdiendo los nervios; nadie es de acero.
>Ahora discútaselo sin rajar de la acupuntura, los chakras y la madre que
los
>parió.
Pues hay que rajar, claro que si. La cuestión es que el tipo se sentirá
ofendido, icluso aunque acepte la crítica y tu derecho a hacerla.
>>Jarmatan-
>>Lógicamente, no podemos renunciar a que se establezca esta clase de
>>competición entre ideas diferentes, y que se usen las armas dialécticas
que
>>sean necesarias. Pero entonces, tampoco tenemos modo de evitar ser
ofensivos
>>con las personas y que, eventualmente, se produzcan reacciones
>>desproporcionadas. Y la ley, en medio de todo esto, intenta poner paz. En
>>este caso no podemos pretender que la ley sea "justa", sino simplemente
que
>>modere el debate para que no degenere en guerra. Y para hacer eso, debera
>>adaptaser, la ley, a las circunstancias del debate, y no al contrario. Y
aún
>>así........
>David-
>Por lo visto (los expertos del foro al menos así lo han explicado) prima la
>libertad de expresión; al menos por ahora. A mi ya me vale, aunque desde
>luego preferiría que sacasen estas sutilezas que, mal interpretadas,
podrían
>hacer mucho daño.
A eso iba. Prima la libertad de expresión, claro. Pero la legislación
siempre es lo bastante ambigua, por dos razones: la primera porque no puede
concretarse más en un asunto que, de por sí, es bastante ambiguo. La
segunda, que la justicia debe utilizar la ley para moderar el debate sin que
se llegue a las manos, lo cual significa que la actitud de los enfrentandos
es esencial.
Me explico: si tenemos un grupo de personas moderadas, que son atacadas
verbalmente por un medio de comunicación, probablemente la justicia
desestimará una demanda contra dicho medio, porque la reacción naturalmente
moderada de estas personas no dará a entender que se hayan sentido
profundamente ofendidas, lo cual significa que la ofensa no ha sido tan
seria como para que no prime la libertad de expresión. Sin embargo, si la
misma ofensa provoca una reacción desproporcionada, con incendio de
barricadas, destrozo de escaparates y lesiones personales, la justicia
considerará que la ofensa es inadmisible, ya que ha provocado serios daños
sociales.
Esto es espantosamente injusto, pero es el pan nuestro de cada día; ejemplos
no faltan. Y no es algo que afecte únicamente a la justicia. Muy al
contrario, afecta más profundamente a los medios de comunicación y a las
actitudes de los políticos.
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