Re: [escepticos] La Diada de Cataluña.

Akin akinlg en gmail.com
Mie Sep 18 22:55:53 WEST 2013


El 18 de septiembre de 2013 16:16, David <davidrev en gmail.com> escribió:

>
> La cosa es que no me importa una mierda, pero que tantos empeñen tanto
> esfuerzo en creerse catalanes, o servocroatas, en vez de ciudadanos, me
> deja perplejo.


Esta tarde he tenido un buen desencuentro con un ex-colistero, Eloy
Anguiano, precisamente a cuento del nacionalismo ya que él también cree que
ser de izquierdas es incompatible con ser nacionalista. Me ha servido para
ordenar algunas ideas, voy a ver si las puedo sintetizar.

- Me declaro republicano, federalista, laico, ecologista, nacionalista y de
izquierdas. Si alguien me dijese que encuentra que no se puede ser
ecologista y de izquierdas porque llegado el momento podría perjudicar a
obreros por poner la ecología pro delante; pues primero le explicaría que
para mí son totalmente compatibles, y llegado el caso supongo que
analizaría cada caso en particular para ver qué pasaría más. Por conseguir
puestos de trabajo no daría el visto bueno a una mina como la de Corcoesto
(una brutalidad a cielo abierto que destroza una comarca y mete un alto
riesgo de contaminación en el entorno). Pero entre una infraestructura que
estropee un 5% más de terreno pero ofrezca el triple de puestos de trabajo,
seguramente eligiría los puestos de trabajo.

Del mismo modo, yo no veo incompatibilidad entre mi idea de nacionalismo y
mi izquierdismo, en mi esquema social deseado (donde la sede de un
organismo esté a la distancia de una mañana de viaje entre ida y vuelta de
las personas que se ven afectados por las políticas de ese organismo) son
perfectamente compatibles y en caso de no serlo tendría que estudiar cada
caso por separado. Si por ejemplo para garantizar la igualdad entre gente
de fuera y de dentro de Galicia tengo que renunciar a que el gallego sea
lengua cooficial, pues seré más nacionalista; pero por ejemplo yo
proyectaría mecanismos que permitan a los no gallego parlantes poder
opositar en igualdad de condiciones (lo que haría sería permitir hacer la
oposción en castellano, y en caso de ganar la plaza, pues empezar a ejercer
y tener que pasar un examen de gallego un par de años más tarde para
mantener la plaza, de ese modo compite en igualdad pero bajo la condición
de que aprenda el otro idioma cooficial que le permita relacionarse en los
dos idiomas con la gente del lugar en el qeu se integra)

- Hay nacionalismos excluyentes, pero también los hay no excluyentes, y
tengo numerosos ejemplos en mi entorno e históricos. Ghandi se puede
calificar de nacionalista (como líder de una nación que era, luchando por
su emancipación), o Rigoberta Menchú o tantos y tantos otros líderes de
grupos indígenas oprimidos que lucharon por sacar a su pueblo de la
opresión. El nacionalista no es solo el Hitler que intenta oprimir otros
pueblos, también lo es el líder que lucha por sacar a su pueblo de la
opresión; buena parte de los movimientos antiimperialistas se pueden
calificar perfectamente de movimientos nacionalistas. Por poner otro
ejemplo, la Chunta Aragonesista se define como un partido nacionalista y
socialdemócrata (fuente: wikipedia) y no creo que nadie calificase a
Labordeta como un nacionalista excluyente. Lo que no vale es definir todos
los nacionalistas como excluyentes y cuando alguien no lo cumpla
calificarlo de falso nacionalista. Es la falacia del falso escocés.

- Creo que sí hay políticas públicas que dependen del territorio y pongo
dos ejemplos:

a) Galicia es profundamente minifundista, si le aplicamos una política
agraria pensada para grandes explotaciones la arruinamos. De hecho ya
sucedió, la Política Agraria Común impulsada por la UE estaba pensada para
grandes explotaciones, y su implantación arruinó el campo gallego (proceso
que viví dolorosamente, viendo como mi entorno se moría por ello). Me
habría gustado que Galicia, por sus particulares características orogénicas
y sociales, hubiese recibido una política distinta que permitiese a su
sector agrario sobrevivir. No tiene sentido aplicar las mismas recetas a
Galicia que a Andalucía o a las grandes llanuras francesas. Tampoco tiene
sentido lo que sucedió: decir que las explotaciones pequeñas no son
competitivas, y provocar que los campesinos tengan que abandonar los
campos. Para mí, como no creyente en el mercado, no tiene sentido tener
campos sin labrar, campesinos en paro, y gente sin comida (aunque sea a
mucha distancia). Hubiese sido preferible mantener los campos y los montes
útiles aunque fuese subvencionando un poco a los agricultores, que no lo
que se hizo (y seguramente, esas subvenciones nos costarían menos que los
700 millones que nos tenemos que gastar en política antiincendios por tener
los montes abandonados fruto de obligar a sus dueños a emigrar)

b) El tema lingüístico. Hay cuatro posiciones en mi entorno sobre lo que ha
de suceder con la lengua:

1) El gallego debe dejar de ser cooficial, desaparecer de la enseñanza
obligatoria, y que la vida administrativa sea en castellano únicamente.
2) La solución actual, dos lenguas cooficiales, y usar el gallego es un
derecho pero conocerlo no es un deber (como sí sucede con el castellano).
Esto para mí es incoherente, si yo quiero ejercer el derecho a hablar en
gallego, y me encuentro a alguien que me dice que él no tiene el deber de
conocerlo, me obligaría a mí a cambiar a castellano.
3) Igualdad total: ambos idiomas son cooficiales, y los gallegos tienen el
derecho de usar cualquiera y el deber de conocer ambos. Esta es mi postura.
4) El gallego como única lengua oficial, único idima en la enseñanza y en
la administración.

Pues bien, según los medios de comunicación y los líderes políticos, la
línea entre ser o no nacionalista está entre el 2 y el 3, el deber o no de
conocer el gallego. Eso me sitúa a mí como un verdadero escocés, perdón,
verdadero nacionalista. Los partidos no galleguistas piden la opción 1 o 2,
y los galleguistas la 3 o 4.

Son dos ejemplos de políticas públicas territoriales, aunque naturalmente
el trasfondo son los derechos de las personas y no del territorio, pero se
articulan como políticas territoriales.

Y sigo sin ver incoherencia entre esas políticas públicas y mi
izquierdismo. Los trabajadores de fuera de la comunidad, como puse antes,
tendrían un periodo de carencia en el deber de conocer el gallego, para no
impedir la inmigración, pero pasado el tiempo de carencia sí tendrían el
deber de conocerlo, para poder garantizar el derecho de los
gallegoparlantes de hacer su vida en el idioma que quieren, al menos los
que trabajen de cara al público o en tareas administrativas.

- Por último, la cuestión que has planteado: tu felicidad por no tener
sentimientos de arraigo por ningún lugar y la incomprensión de que otros sí
los tengan. La cuestión de arraigo o desarraigo es un tema tan viejo como
la humanidad, y tratando en miles de obras de arte. Yo no considero que
tenerlo sea mejor que no tenerlo ni viceversa. No es como la religión, no
es proselitista. Aunque muchos no lo comprendan, el sentimiento de arraigo
por una tierra no implica ningún desprecio a otras tierras; como el deseo
de preservar tu cultura no implica el desprecio ni el rechazo de otras
culturas. Muchísimos emigrantes en la historia de la humanidad te dirán que
la añoranza por el hogar abandonado es profundamente real, y profundamente
doloroso. Me da igual si alguien no lo encuentra comprensible, me basta con
que tenga la empatía suficiente para leer un libro sobre emigrantes con
morriña y entender lo que está leyendo. Por mi parte, un inmigrante me
produce un inmenso sentimiento de solidaridad, y siempre trato de que se
sienta lo mejor acogido que me sea posible, en la medida que pueda hacerlo.

Bueno, creía que podría exponer las ideas con claridad, pero me temo que
tampoco esta vez ha sido así.


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Akin
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