[escepticos] Rebelarse vende. El negocio de la contracultura - Joseph Heath y Andrew Potter

jm jmbello en mundo-r.com
Lun Mayo 27 12:02:40 WEST 2013


El día 27 de mayo de 2013 09:59, David Revilla <davidrev en gmail.com> escribió:

> Estoy leyendo ahora este libro, y la verdad es que me ha sorprendido por lo
> contundente y bien estructurada crítica a la contracultura. Un par de perlas
> casi al azar:

Tendría que saber primero qué entiende el autor por "contracultura",
porque conviene tener claro qué es lo que critica antes de
pronunciarse. Tomo la referencia, pero no sé si podré hincarle el
diente.

> ¿Sería esto una desviación o una disensión? Hay una prueba muy sencilla que
> podemos hacer para intentar diferenciarlos. Puede sonar anticuado, pero
> sigue siendo útil hacerse esta sencilla pregunta: «¿Qué pasaría si todos
> hiciéramos algo así? ¿El mundo se convertiría en un sitio mejor?». Si la
> respuesta es no, entonces hay motivos para la sospecha. Una gran parte de la
> rebeldía contracultural, como iremos viendo, no pasa esta sencilla prueba.

Huy. A mí con esa pregunta se me encienden todas las alarmas. ¿Qué
pasaría si todos fuéramos policías? ¿Y si todos fuéramos agricultores?
¿Y si todos fuésemos revolucionarios leninistas profesionales? Y
cuando seamos niñoos, ¿quién cuidará de las gasolineras?

> Esta tendencia a rechazar soluciones institucionales para los problemas
> sociales nos lleva directamente al pecado capital de la contracultura.
> Siempre rechazan las soluciones sencillas para los problemas sociales
> concretos, abogando por alternativas más «profundas» o «radicales» que jamás
> se podrían aplicar eficazmente

Ahí es donde hay que acotar a quién critica. Conozco a bastantes
(básicamente hijos de amigos y amigos de dichos hijos de amigos, por
no citar a la familia) a los que creo que se podría calificar como
contraculturales, y se dedican precisamente a acciones concretas en
situaciones concretas, y no sólo individualmente, sino trabajando en
conjunto, desde asociaciones para acogida de los gatos callejeros
hasta clases de español y de cosas fundamentales para andar por este
mundo urbano a inmigrantes sin papeles (incluyendo centros de acogida
en pisos y similares). Por no hablar de los que intentan dedicarse a
la agricultura ecológica, biológica o como se llame, por más que
cabreen a Mulet (después viene Ben Goldacre, real o ficticio, a
llamarle cosas feas como dogmático, y a señalarle el daño que está
haciendo al movimiento escéptico), montando al tiempo pequeñas redes
de distribución local y cosas así. Evidentemente no debemos de tener
el mismo concepto de "contracultura", porque a los que yo aplico eso
hacen todo lo contrario. Pasan de creer en las propuestas genéricas
que los partidos y think-tanks ponen hoy por hoy sobre la mesa (y me
parece que no les falta razón) y se dedican a lo concreto.

Saludos

JM


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