[escepticos] A ver cómo saca la pata Navarro de ésta

David davidrev en gmail.com
Mar Ago 13 17:33:04 WEST 2013


El 13/08/2013 16:08, Inés G.A.T. escribió:
> (Inés)
> Yo creo que para conseguir poder político, en efecto, hay que ser muy buen
> estratega y tener mucho estómago. Pero no creo que haya que ser amoral, ni
> mucho menos inmoral. Amoral es una ley física, o el comportamiento de un
> gato. Yo espero que un político sea moral y que sus valores morales
> coincidan más o menos con los míos, claro. Porque si no es así, yo no le
> doy poder (el que yo pueda darle), es de perogrullo. Ser un buen estratega,
> saber elegir cuándo presentar batalla y cuándo dar un paso atrás, qué armas
> emplear en cada caso, qué callar y qué sacar a la palestra y cómo sacarlo,
> con quién aliarse y con quién no, etc. no significa ser un canalla. Supongo
> que, a veces, la línea es muy fina... Pero yo creo que esa línea existe
> siempre.
Date cuenta de que yo dije que la política es amoral y tú has entendido 
que hay que ser amoral... Justamente a eso me refiero: uno puede ser 
éticamente estricto y pese a eso jugar a la política, no tiene nada que 
ver. O puede ser un pervertido moral y jugar a la política, claro, ahí 
tenemos a nuestro gobierno para probarlo.
Lo que insisto en decir es que la política es un juego donde la ética no 
tiene nada que decir, salvo desde fuera. Puedo sin duda (y debo, 
incluso) juzgar la moralidad de las políticas, pero eso no quita para 
que en el juego de la política, su mecánica, la ética no cumple ningún 
papel salvo el de instrumento para trabajar, por ejemplo tildando de 
inmoral la política del contrincante, claro.
Bajo ese prisma, trabajar con la monja Forcades o con Satán en persona 
es indiferente: reunirse con ambos podrá ser eficiente o no para 
conseguir los objetivos. Claro está, hacerlo también implica riesgos 
para esos mismos objetivos, pero su valoración no debería de ser ética 
sino funcional. De hecho ahí si que reside el qué valorar desde la 
ética. Si reunirte con la Forcades supone abandonar los objetivos 
entonces si, es mala idea. Si supone llegar a tus metas entonces es 
buena idea, también desde la ética.
Lamentablemente desde la izquierda se sigue valorando la cuestión como 
si fuera algo solamente ético. Forcades es magufa, yo pretendo una 
izquierda racional, luego (suponen) es mala idea, sea bueno o no para 
los fines.
De hecho en el fondo es un planteamiento que me parece bastante 
reaccionario: nos reduce, como animales políticos que somos, a 
"consumidores de política" en vez de ser agentes políticos. Tal político 
se reúne con la Forcades y muchos, como si fuera un yogurt, rechazan el 
"producto" porque "la Forcades no me gusta". Obligamos (o intentamos 
obligar) a los políticos a actuar con una mano atada a la espalda: no te 
reúnas con quien no me gusta, o no vayas a ver una zarzuela porque "eso 
es de carcas", o no uses corbata. Claro está que hay una frontera 
difícil de establecer, al respecto: trabajar con la Forcades puede 
ayudar a tus metas o puede significar abandonarlas. Pero no significa 
siempre abandonarlas.
Hace poco surgió el tema de una reunión de Garzón con la monja de 
marras; desde la izquierda hemos reducido los asuntos a posturas 
maniqueas, donde reunirse con alguien desagradable siempre es abandonar 
las metas. Yo lo que quiero es que desde la izquierda seamos críticos, 
pero eso quiere decir precisamente saber deslindar una circunstancia de 
la otra, no criticar siempre cuando tal político se reúne con la 
Forcades. De hecho, aquellos que encuentran totalmente insoportable que 
Garzón se reúna con la monja de las narices después encontrarían normal 
que se sentase a hablar con Aznar. ¿Porqué? Detrás no puedo dejar de ver 
la ausencia total de sentido crítico: Aznar "es político", luego es 
aceptable; la monja no es diputada, luego ya no entra en la categoría 
standard, entonces ya me puedo poner estupendo. Entendemos que se pueda 
sentar con Aznar a hablar de lo que sea porque la política consiste en 
eso, en negociar, en hablar, en llegar a acuerdos, etc, pero resulta que 
si estamos haciéndolo con gente cercana tenemos que poner el listón 
altísimo y descartar a cualquiera que no sea "puro" como un yogurt 
fresquísimo.
La política, sea en democracia o no, no deja de ser una lucha por el 
poder. En esencia es eso. Para luchar por el poder tienes que luchar, y 
no por la ética sino por el poder. Cuando lo tengas podrás ejercerlo 
éticamente o no, pero esa distinción entre políticos que "trabajan 
éticamente" y otros que no es muy dañina: en política no se trabaja 
éticamente o no. se es eficiente consiguiendo parcelas de poder o no, 
punto pelota. Cuando tienes el poder puedes usarlo éticamente o no, y 
entonces si que puedes juzgar adecuadamente. La frontera será sutil, 
pero está ahí, no en la calidad de tus aliados.
Vaya, al menos es como yo lo veo.




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