[escepticos] El batacazo del abejorro

Oldno7 (Guillermo Hernandez) guillermo en QuerySoft.es
Mar Jul 31 12:52:01 WEST 2012


http://economia.elpais.com/economia/2012/07/30/actualidad/1343672500_865132.html


  El batacazo del abejorro


    Los fallos de la estructura del euro estaban ocultos por un periodo
    de auge económico en el sur

La semana pasada, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, 
declaró que su institución "está preparada para hacer lo que haga falta 
a fin de proteger el euro"; y los mercados lo celebraron. En concreto, 
los tipos de interés de los bonos españoles cayeron en picado y las 
Bolsas de todo el mundo subieron como la espuma.

Pero, ¿se salvará realmente el euro? Eso sigue siendo muy cuestionable.

En primer lugar, la moneda única de Europa es una construcción con 
fallos muy graves. Y Draghi en realidad lo ha reconocido, algo que dice 
mucho en su favor. "El euro es como un abejorro", ha declarado. "Este es 
un misterio de la naturaleza porque no debería volar, pero lo hace. Y el 
euro era un abejorro que ha volado muy bien durante varios años". Pero 
ahora ha dejado de volar. ¿Qué se puede hacer? La respuesta, indicaba 
él, es "transformarlo en una abeja de verdad".

Dejando a un lado el dudoso argumento biológico, entendemos lo que 
quiere decir. A largo plazo, el euro solo será viable si la Unión 
Europea se convierte en algo mucho más parecido a un país unificado.

Fíjense, por ejemplo, en la comparación entre España y Florida. Ambos 
tuvieron enormes burbujas inmobiliarias que fueron seguidas de quiebras 
espectaculares. Pero España está en crisis de un modo en el que no lo 
está Florida. ¿Por qué? Porque cuando la crisis los golpeó, Florida pudo 
contar con Washington para seguir pagando la Seguridad Social y 
Medicare, para garantizar la solvencia de sus bancos, para ofrecer ayuda 
de emergencia a sus parados, etcétera. España no tenía una red de 
seguridad así y, a largo plazo, eso tiene que arreglarse.

Pero la creación de unos Estados Unidos de Europa no llegará pronto, si 
es que llega a ocurrir, mientras que la crisis del euro está teniendo 
lugar ahora. Por tanto, ¿cómo puede salvarse esta moneda?

Bueno, ¿por qué fue el abejorro capaz de volar durante un tiempo? ¿Por 
qué pareció funcionar el sistema del euro durante sus ocho primeros 
años, más o menos? Porque los fallos de la estructura estaban ocultos 
por un periodo de auge económico en el sur de Europa. La creación del 
euro convenció a los inversores de que era seguro prestar dinero a 
países como Grecia y España, que antes se consideraban un riesgo, por lo 
que el dinero fluyó hacia esos Estados (principalmente, por cierto, para 
financiar los préstamos privados más que los públicos, con la excepción 
de Grecia).

Y, durante algún tiempo, todo el mundo fue feliz. En el sur de Europa, 
las descomunales burbujas inmobiliarias hicieron crecer el empleo en la 
construcción, aun cuando el sector industrial se volvía cada vez menos 
competitivo. Mientras tanto, la economía alemana, que había estado 
languideciendo, se reanimó gracias al rápido aumento de las 
exportaciones a estos países del sur que contaban con burbujas 
especulativas. Parecía que el euro estaba funcionando.

Entonces, las burbujas estallaron. Los empleos de la construcción se 
esfumaron y el paro aumentó vertiginosamente en el sur; ahora está 
bastante por encima del 20% tanto en España como en Grecia. Al mismo 
tiempo, los ingresos se hundieron; en su mayoría, los grandes déficit 
presupuestarios son una consecuencia, no una causa, de la crisis. Sin 
embargo, los inversores se dieron a la fuga e hicieron subir los costes 
del préstamo. En un intento por calmar los mercados financieros, los 
países afectados impusieron duras medidas de austeridad que agravaron 
sus crisis. Y el euro en su conjunto parece peligrosamente débil.

¿Qué podría revertir esta delicada situación? La respuesta está bastante 
clara; los responsables políticos tendrían que: (a) hacer algo para 
reducir los costes del préstamo en Europa y (b) ofrecer a los deudores 
europeos el mismo tipo de oportunidad de escapar a sus problemas 
mediante la exportación que tuvo Alemania durante los años de la 
bonanza; es decir, generar un auge económico en Alemania que imite el 
del sur de Europa entre 1999 y 2007. (Y sí, eso conllevaría una subida 
temporal de la inflación alemana). El problema es que los responsables 
políticos europeos parecen reticentes a hacer (a) y absolutamente 
reacios a hacer (b).

En sus comentarios, Draghi ---que sospecho que comprende todo esto--- 
lanzó, en esencia, la idea de hacer que el banco central compre grandes 
cantidades de bonos del sur de Europa para reducir los costes que 
conlleva la adquisición de préstamos. Pero, al parecer, durante los dos 
días siguientes los funcionarios alemanes echaron un jarro de agua fría 
sobre esa idea. En principio, Draghi podría limitarse a rechazar las 
objeciones alemanas, pero, ¿estaría realmente dispuesto a hacerlo?

Y las compras de bonos son la parte fácil. El euro no puede salvarse a 
menos que Alemania también esté dispuesta a aceptar una inflación 
considerablemente más alta durante los próximos años (y, hasta la fecha, 
no he visto ningún indicio de que los mandatarios alemanes estén 
dispuestos siquiera a debatir este asunto, no digamos ya a aceptar lo 
que sea necesario). En lugar de eso, siguen insistiendo, a pesar de los 
sucesivos fracasos ---¿Se acuerdan de cuando se suponía que Irlanda iba 
camino de una recuperación rápida?--- en que todo irá bien si los 
deudores simplemente se atienen a sus programas de austeridad.

Así que, ¿podrían salvar el euro? Sí, probablemente. ¿Deberían salvarlo? 
Sí, aun cuando ahora su creación parezca un tremendo error. Porque un 
fracaso del euro no solo causaría problemas económicos; sería un golpe 
descomunal para el proyecto europeo en general, que ha traído la paz y 
la democracia a un continente con una historia trágica.

Pero, ¿lo salvarán realmente? A pesar de las muestras de determinación 
de Draghi, esto es, como he dicho, muy cuestionable.

Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de 2008.




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