[escepticos] crisis, what crisis?

Pedro J. Hdez phergont en gmail.com
Jue Jul 12 15:25:02 WEST 2012


El día 12 de julio de 2012 14:13, Oldno7 (Guillermo Hernandez)
<guillermo en querysoft.es> escribió:
> No recuerdop haberlo visto pasar por aqui, pero este texto de abril, de Juan
> Ignacio Gironella me parece, hoy, lapidario en alguna de sus afrimaciones:
>
> Subrayo:
>
> "Volviendo a la actividad docente, también tratábamos de explicar las causas
> de las crisis económicas: carencia de materias primas, excesos de oferta por
> sobreinversión, oleadas de nuevas tecnologías que provocaban la
> obsolescencia del aparato productivo, inadecuación de la mano de obra, falta
> de iniciativa empresarial,…. etc.
>
> Lo paradójico es que ninguna de estas causas se adecúa a lo que está
> pasando. Conocemos los orígenes de la crisis pero su permanencia se debe a
> la caída de la demanda efectiva por depresión de las expectativas de los
> inversores y consumidores, por la reducción de la capacidad de comprar de
> estos últimos y por la inoperancia del sistema financiero. Son factores que
> pueden ser corregidos a través del impulso de las administraciones públicas
> Anunciar nuevos recortes no mejora, evidentemente, las expectativas de
> inversores y consumidores ni el funcionamiento del sistema financiero, cuya
> capacidad para abordar su endeudamiento depende de la evolución de los
> negocios. Es lógico que las reducciones del gasto público aumenten la prima
> de riesgo de la deuda, tanto del sistema financiero como del Estado, ya que
> la garantía de su devolución depende, fundamentalmente, de las previsiones
> sobre la evolución del PIB.
>
> La desconfianza de los mercados no se debe a la insuficiencia de las medidas
> restrictivas que anuncian los presupuestos, sino, por el contrario, a la
> percepción de que estas medidas suponen ahondar en la depresión y, por
> tanto, a las dificultades para hacer frente a la deuda en un escenario más
> crítico.
>
> Por ello, no es fácil clasificar la actual crisis con los criterios que
> utilizábamos en nuestros cursos. Si tuviéramos que asignarle un adjetivo
> hablaríamos de crisis “deliberada”. Las autoridades europeas nos mantienen
> deliberadamente en un escenario de paro, de inutilización del aparato
> productivo, de recortes de las prestaciones sociales y todo ello en aras de
> una pretendida austeridad, cuando este escenario, que prescinde de médicos,
> profesores, investigadores, etc., es precisamente el mayor derroche.
>
> Y todo esto ¿porqué? Una característica esencial de esta crisis, a
> diferencia de otras que hemos sufrido, es que ha desencadenado un
> conglomerado de intereses que abogan por el mantenimiento de la recesión en
> los países del sur de Europa. Se sienten cómodos en ella. Son elementos que
> impiden la adopción de medidas para salir de la crisis. Pongamos algunos
> ejemplos:
>
> A.-La colocación de eurobonos por el Banco Central Europeo, empleando los
> recursos obtenidos en la financiación a bajos tipos de interés de los
> déficit públicos, acompañada, por supuesto, de una fiscalización estricta de
> su utilización, reduciría el servicio de la deuda y permitiría a los
> gobiernos impulsar la movilización de los recursos productivos.
>
> Sin embargo, eliminaría la especulación en torno a la deuda pública y
> reduciría los beneficios de los operadores financieros. Es lógico que estos
> se opongan con toda su capacidad de lobby.

No encaja con la evidencia. Naniano anuncia ayer las medidas y la
bolsas y primas de riesgo en caída. Eso significa que hay menos
demanda de bonos, no más. De hecho, más arriba indica que a los
inversores no les gusta nada la política económica de Bruselas. Así de
claro lo están gritando los mercados.

saludos

Pedro J.

>
> B.-Un contexto de crisis como el que vivimos es el más adecuado para imponer
> una reforma laboral que quiebre la fuerza de las centrales sindicales y
> someta al mundo laboral.
>
> C.-La pretendida austeridad es una magnifica coartada para reducir las
> prestaciones sociales. Al fin y al cabo, estas prestaciones son el eje de la
> redistribución de rentas por parte de estado. Y esta redistribución es
> obviamente, de los ricos hacia los pobres. Eliminando las prestaciones se
> elimina la redistribución."...
>
>
>
> http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/2012/04/07/presupuestos-crisis-y-el-multiplicador-del-gasto/
>
> Pego el texto completo:
>
> Presupuestos: La Crisis y el Multiplicador del Gasto
> Publicado el 07/04/2012
> Juan Ignacio Bartolomé Gironella es miembro de Economistas Frente a la
> Crisis.
>
> Los economistas ortodoxos no salen de su asombro. No por la amplia extensión
> de ideas heterodoxas (en situación de fuerte caída de la demanda efectiva es
> necesario reducir el gasto publico) lo que podría formar parte de una
> legitima controversia teórica, si no, sobre todo, por la tozuda defensa de
> sus propuestas a pesar de que la realidad está demostrando,
> contundentemente, las terribles consecuencias de la política económica que
> resulta de su aplicación dogmática.
>
> En economía, como en medicina, también hay curanderos que porfían en
> tratamientos que empeoran la salud de su paciente. Son los heterodoxos, los
> de los tratamientos alternativos que, seguros en su fe, cierran los ojos
> ante la realidad. Justo lo contrario de lo que exige el método científico,
> siempre tributario de la experiencia empírica.
>
> En el curso introductorio a la macroeconomía, en primer año de la
> licenciatura de Ciencias Económicas, explicábamos un concepto al que
> llamábamos “Multiplicador del Gasto Público”. Era un efecto, en cierta
> medida paradójico, según el cual, bajo determinadas condiciones, un
> incremento del gasto público desencadenaba un proceso de incrementos
> sucesivos de la producción de bienes y servicios que permitían al Estado
> aumentar sus ingresos hasta el punto en que se contrarrestaba el incremento
> del gasto, con lo que acababan equilibrándose las cuentas públicas al nivel
> inicial. El mecanismo, explicado con la sencillez que requería un curso
> introductorio, es el siguiente: si, por ejemplo, el nuevo gasto se dedica a
> contratar a unos trabajadores, el Estado recupera el impuesto sobre la renta
> de estos trabajadores y, además, el IVA sobre la mayor parte de las compras
> que estos efectúen. Y, ya de forma indirecta, estas compras, en el
> supermercado o en el bar de la esquina, suponen un aumento del empleo y de
> las ventas y beneficios de determinadas empresas que también pagan los
> impuestos correspondientes y que, a su vez, aumentan sus compras a las
> empresas proveedoras, lo que implica nuevos aumentos de la recaudación del
> Estado y menos costes por prestaciones sociales. De ahí el concepto
> “Multiplicador”.
>
> Este efecto opera igualmente, aunque en sentido contrario, si se trata de
> una reducción del gasto público. Si, por ejemplo, se despide a profesores, a
> médicos, o a investigadores, éstos pagan menos impuestos y también consumen
> menos lo que supone menores ventas de otras empresas, que acortan sus
> plantillas y aminoran los pedidos a sus proveedores, provocando nuevos
> descensos de los impuestos recaudados por las administraciones públicas.
> Calculábamos, tras operaciones aritméticas bastante simples, que al final
> del proceso el descenso del gasto público llevaría consigo un menor ingreso
> en cuantía similar. Es decir, la reducción del gasto no implica la
> pretendida reducción del déficit presupuestario.
>
> Ambos fenómenos incorporan consecuencias muy relevantes. En el primer caso,
> el aumento del gasto público se traducía en mayor producción de bienes y
> servicios (PIB), mejora de la eficiencia del sistema productivo y más rentas
> y mayor grado de satisfacción de los ciudadanos. Mientras que en el segundo
> caso, reducción del gasto público, la consecuencia era un descenso del
> empleo, del PIB, de las rentas y de la eficiencia de la economía.
>
> Son relaciones teóricas pero que pueden comprobarse en la práctica con un
> somero análisis de la evolución de las variables macroeconómicas y que
> sustentan la posibilidad de actuar desde el Estado para compensar una caída
> drástica de la actividad económica.
>
> Siempre había en la clase un alumno aventajado que sintetizaba con una
> pregunta el desasosiego de sus compañeros. ¿Si esto es así, porqué no
> aumentar más y más el gasto de las administraciones públicas? La respuesta
> era el contenido de la segunda parte de la lección: como todo en la teoría
> económica, la relación entre causas y efectos se da en determinadas
> condiciones. Vamos a describir estas condiciones en un contexto de crisis
> profunda como la que sufrimos en la actualidad en España.
>
> La primera condición es bastante evidente. Se requiere que el aparato
> productivo sea capaz de responder con aumentos de la producción de bienes y
> servicios al impulso de la demanda originada por el incremento del gasto
> público. Es decir, que tenga capacidades no utilizadas. En un escenario como
> el que vivimos esto no parece ser un problema. La mayor parte de las
> empresas están funcionando muy por debajo de sus posibilidades. Las cifras
> de paro son el mejor reflejo de la actual infrautilización de los recursos
> de que disponemos.
>
> La segunda condición, conectada con la primera, se refiere al efecto sobre
> los precios, la tasa de inflación, que puede derivarse de incrementos
> sistemáticos de la demanda. Los movimientos de los precios reflejan las
> tensiones entre demanda y oferta. Si ésta no puede responder con aumento de
> las cantidades, responderá elevando los precios. En determinadas áreas se
> irán generando “cuellos de botella” traducidos en mayores precios que se
> trasmitirán al resto del sistema. La inflación tiene sus propios mecanismos
> de auto-alimentación, espirales de precios, que cuando se ponen en marcha
> son difíciles de corregir. Y en nuestro sencillo discurso aportábamos
> elementos que mostraban las graves ineficiencias que una inflación excesiva
> introducía en el funcionamiento del sistema económico. Sin embargo, éste
> tampoco parece ser un problema en las actuales circunstancias. La crisis,
> con un alto contenido de deficiencia de la demanda efectiva, convive con
> alzas de los precios muy limitadas.
>
> La tercera condición se refiere a la financiación del incremento del gasto
> público. Si el Estado decide gastar más tiene que obtener créditos, que
> serán devueltos cuando sus arcas experimenten la afluencia de ingresos a
> través del efecto multiplicador que se describía al principio. Pero, en su
> búsqueda de financiación, el sector público compite con los inversores
> privados. En un escenario de fondos prestables escasos, la mayor demanda de
> préstamos por la Administración tiene consecuencias muy desfavorables para
> la inversión privada. Reduce las cantidades a su disposición y aumenta los
> tipos de interés. Sin embargo, éste tampoco es un problema relevante en los
> tiempos que vivimos. Las expectativas de los empresarios, que es lo que
> alimenta su demanda de inversión, están por los suelos, por lo que no se
> verían afectadas por el incremento del gasto público. De hecho, lo que les
> afecta con negativa intensidad es su reducción.
>
> Un cuarto condicionante apunta al Comercio Internacional. La tan mencionada
> globalización supuso, hasta el estallido de la crisis, una expansión muy
> fuerte de los intercambios comerciales entre los países y de sus porcentajes
> sobre el PIB. El problema es que la expansión de la demanda, a través del
> gasto público, en un determinado país, corre el peligro de dirigirse, en
> parte, hacia las importaciones lo que, lógicamente, reduce sus efectos sobre
> el mercado interior. A pesar de la política expansiva llevada a cabo por el
> Gobierno español entre principios de 2008 y mediados de 2010, la debilidad
> de la demanda en ese periodo hizo que el déficit comercial se redujese
> prácticamente a la mitad motivado por una aguda caída de las importaciones y
> no tanto por la fortaleza de nuestras exportaciones. El impulso a la demanda
> en un país debe ser simultáneo al de los países de su entorno, de forma que
> el incremento de las importaciones venga contrarrestado por un aumento
> paralelo de las exportaciones. De ahí la crítica a la carencia angustiosa de
> coordinación de las políticas macroeconómicas en el seno de la Unión
> Europea.
>
> La quinta condición también depende en gran medida de decisiones externas a
> la Administración del país. El tamaño de la diferencia entre gastos e
> ingresos públicos, el déficit, y su forma de financiación deben someterse a
> la normativa de la Unión Europea y a los acuerdos entre los estados
> miembros. Son normas establecidas cuando se crea el euro que limitan de
> manera estricta la autonomía de los gobiernos para contrarrestar, a través
> de su gasto, los efectos de la crisis en su propio país.
>
> En concreto, y a diferencia del resto de las áreas económicas, EEUU, Reino
> Unido, Japón… el Banco Central Europeo no financia con Eurobonos los
> déficits públicos de los países cuya moneda es el Euro y las autoridades
> europeas exigen de forma rígida el mantenimiento de estos déficits en
> límites muy estrechos. Son reglas adecuadas en condiciones normales pero
> que, evidentemente, no están pensadas para situaciones de crisis, a pesar de
> lo cual, los Estados que controlan la Unión Europea, liderados por Alemania,
> las aplican rigurosamente, con la amenaza de expulsar de la moneda común a
> quien las incumpla.
>
> Su aplicación se centra en la disminución del gasto público, ignorando que
> ello supone, a su vez, la reducción de los ingresos y, por tanto, el
> mantenimiento del déficit, e ignorando también sus consecuencias sobre el
> PIB, sobre los niveles de desempleo, sobre la calidad de vida de los
> ciudadanos y sobre la cohesión y la conflictividad social. El coste para la
> ciudadanía de esta política es inmenso y, por supuesto, muy superior a los
> beneficios que pudiera reportar.
>
> En España hay recursos productivos en cantidades muy amplias que se
> mantienen ociosos. Trabajadores, empresarios, instalaciones, materias
> primas, tecnología… y también existen necesidades insatisfechas que suponen
> una gran demanda potencial que no se hace efectiva. Además, se cumplen las
> tres primeras condiciones que mencionábamos al principio. Sin embargo, las
> condiciones cuarta y quinta, que dependen de decisiones externas, impiden
> actuar a nuestras Administraciones Públicas para movilizar y emplear estos
> recursos.
>
> Volviendo a la actividad docente, también tratábamos de explicar las causas
> de las crisis económicas: carencia de materias primas, excesos de oferta por
> sobreinversión, oleadas de nuevas tecnologías que provocaban la
> obsolescencia del aparato productivo, inadecuación de la mano de obra, falta
> de iniciativa empresarial,…. etc.
>
> Lo paradójico es que ninguna de estas causas se adecúa a lo que está
> pasando. Conocemos los orígenes de la crisis pero su permanencia se debe a
> la caída de la demanda efectiva por depresión de las expectativas de los
> inversores y consumidores, por la reducción de la capacidad de comprar de
> estos últimos y por la inoperancia del sistema financiero. Son factores que
> pueden ser corregidos a través del impulso de las administraciones públicas
> Anunciar nuevos recortes no mejora, evidentemente, las expectativas de
> inversores y consumidores ni el funcionamiento del sistema financiero, cuya
> capacidad para abordar su endeudamiento depende de la evolución de los
> negocios. Es lógico que las reducciones del gasto público aumenten la prima
> de riesgo de la deuda, tanto del sistema financiero como del Estado, ya que
> la garantía de su devolución depende, fundamentalmente, de las previsiones
> sobre la evolución del PIB.
>
> La desconfianza de los mercados no se debe a la insuficiencia de las medidas
> restrictivas que anuncian los presupuestos, sino, por el contrario, a la
> percepción de que estas medidas suponen ahondar en la depresión y, por
> tanto, a las dificultades para hacer frente a la deuda en un escenario más
> crítico.
>
> Por ello, no es fácil clasificar la actual crisis con los criterios que
> utilizábamos en nuestros cursos. Si tuviéramos que asignarle un adjetivo
> hablaríamos de crisis “deliberada”. Las autoridades europeas nos mantienen
> deliberadamente en un escenario de paro, de inutilización del aparato
> productivo, de recortes de las prestaciones sociales y todo ello en aras de
> una pretendida austeridad, cuando este escenario, que prescinde de médicos,
> profesores, investigadores, etc., es precisamente el mayor derroche.
>
> Y todo esto ¿porqué? Una característica esencial de esta crisis, a
> diferencia de otras que hemos sufrido, es que ha desencadenado un
> conglomerado de intereses que abogan por el mantenimiento de la recesión en
> los países del sur de Europa. Se sienten cómodos en ella. Son elementos que
> impiden la adopción de medidas para salir de la crisis. Pongamos algunos
> ejemplos:
>
> A.-La colocación de eurobonos por el Banco Central Europeo, empleando los
> recursos obtenidos en la financiación a bajos tipos de interés de los
> déficit públicos, acompañada, por supuesto, de una fiscalización estricta de
> su utilización, reduciría el servicio de la deuda y permitiría a los
> gobiernos impulsar la movilización de los recursos productivos.
>
> Sin embargo, eliminaría la especulación en torno a la deuda pública y
> reduciría los beneficios de los operadores financieros. Es lógico que estos
> se opongan con toda su capacidad de lobby.
>
> B.-Un contexto de crisis como el que vivimos es el más adecuado para imponer
> una reforma laboral que quiebre la fuerza de las centrales sindicales y
> someta al mundo laboral.
>
> C.-La pretendida austeridad es una magnifica coartada para reducir las
> prestaciones sociales. Al fin y al cabo, estas prestaciones son el eje de la
> redistribución de rentas por parte de estado. Y esta redistribución es
> obviamente, de los ricos hacia los pobres. Eliminando las prestaciones se
> elimina la redistribución.
>
> D.-Aferrados a los tratados, en medio de una crisis profunda, un conjunto de
> países, liderados por Alemania, pueden modificar las relaciones de poder en
> el seno de la Unión Europea. El espectáculo de Alemania imponiendo los
> gobiernos de Grecia, Italia, Portugal e, indirectamente, España, solo es
> explicable en las actuales circunstancias.
>
> E.-La crisis impulsa un cambio en la distribución del trabajo, tanto dentro
> de la Unión Europea como en el ámbito mundial. Habrá países ganadores y
> perdedores en esta nueva distribución.
>
> En definitiva se trata de cambiar el sistema de producción, de distribución
> y de relaciones industriales y sociales. Eso es lo que está en juego. Las
> crisis desembocan en un nuevo sistema económico y la batalla se centra en la
> definición de este nuevo sistema. La derecha europea, amparada por los
> análisis de un amplio espectro de economistas heterodoxos, está ganando esta
> batalla por amplia goleada.
>
> Este conglomerado de intereses es la explicación de los presupuestos
> elaborados por el Gobierno Español. La imagen del alto cargo europeo echando
> las manos al cuello del ministro español, al parecer en broma, no le vemos
> la gracia, es bastante expresiva. Lo surrealista son las declaraciones de
> este alto cargo: “Sabemos que ello supondrá mayor paro y más pobreza, pero
> es necesario hacer nuevos esfuerzos de reducción del gasto público en
> España”.
>
> Se ha subvertido el objetivo de la política económica. No es combatir el
> paro y la pobreza, es reducir el gasto público. Estamos al borde del abismo
> y nos dicen que demos un paso al frente. Es lógico que tras la publicación
> de los presupuestos de la Administración Española aumenten la desconfianza
> en nuestra capacidad de afrontar la deuda, la prima de riesgo, las cifras de
> paro y las dificultades del sistema financiero.
>
> Ello lleva a insistir en que nos mantienen deliberadamente en la crisis.
> Solo la aparición de intereses favorables a su superación, con suficiente
> potencia para contrarrestar los intereses en contra, puede cambiar la
> tendencia. De momento la crisis durará el tiempo que necesiten estos últimos
> para conseguir sus objetivos.
>
> Juan Ignacio Bartolomé Gironella es economista y miembro de ECONOMISTAS
> FRENTE A LA CRISIS
>
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