[escepticos] Documental sobre el diseño inteligente

[Francisco Mercader]

[Inés Toledo]
 Tienen ideas. No hay manera de que las expresen de forma ordenada, ni 
de que las relacionen de forma coherente.
(...)
Mari Pili no existe, pero representa a mi alumno medio. Yo no creo que 
sean tontos, si han aprendido el uso de ciertos tiempos verbales, 
tienen inteligencia suficiente para hacer lo anterior. Agradecería
mucho ideas pedagógicas.

[Mercader]
Yo creo que tienes la batalla perdida. No hay fórmulas para lo tuyo.
La capacidad de construir coherentemente  un discurso sólo puede venir 
del hábito de ver cómo lo hacen los demás. ¿Y qué joven lee hoy día, 
habiendo tareas más divertidas en las que entretenerse? La cultura de 
la imagen mató hace tiempo a la cultura de la lectura.
Pondré un ejemplo: no hay persona con más lagunas culturales  que yo: 
no he leído a los clásicos; no he leído a Joyce;  no sé quién es 
Kirkegaard aunque sepa cómo se escribe.  Pero un episodio casual en mi 
infancia  facilitó que hoy me pueda expresar más o menos decentemente 
por escrito:  Mi abuelo,  mecánico de profesión, que resolvía sus 
asuntos por vías más bien violentas, se personó un día en casa de un 
librero que le debía el dinero de una reparación y le confiscó, cual 
mafioso napolitano, seis o siete enormes baúles llenos de viejos 
libros que acabaron en nuestra casa:  Héteme aquí con todo ese arsenal 
a mi disposición entre el que se encontraban textos tan dispares como 
un manual de señales de la RENFE, obstetricia para yeguas,  manual de 
vuelo de un biplano, Física recreativa del siglo XIX, páginas 
escogidas de Quevedo,  Cuentos de Hadas rusos o un manual de 
instrucciones de cómo hacer empalmes eléctricos en las líneas 
telegráficas  de Oklahoma. Mil kilos de  material variopinto que 
devoré de una sentada aproximadamente a los seis o siete años y que 
luego me han permitido vivir de las rentas estudiando alguna carrera 
universitaria casi sin abrir un libro y aportando sólo un poco de cara 
dura.
En fin: no creo que, sin una experiencia lectora mínima, pueda 
adquirirse la habilidad para crear  un discurso legible (me hacen 
mucha gracia esas academias que prometen preparar para el examen para 
mayores de veinticinco años dosificando cultura en comprimidos). 
Debería ser posible incorporar la lectura obligatoria en la enseñanza 
pero, eso, me temo, necesita antes un entorno favorable y creo que 
escapa a tus posibilidades.
Saludos.
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Mis residuos mentales, en:
 http://www.telefonica.net/web/fmercaderr
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