[escepticos] Detectores (era: Chuck Norris)

[Francisco Mercader]

[Inés Toledo]
Lo de los detectores de metales me intriga, me intriga... Si parece 
que, en efecto, no detectan las prótesis (y otros elementos metálicos) 
que llevamos dentro del cuerpo... ¿Cómo funcionan? ¿Por qué se supone 
que detectan algo de metal escondido entre la ropa?

[Mercader]
Los detectores simples como el mío, funcionan porque una bobina 
alimentada por una corriente genera a su alrededor  un campo magnético 
de poco alcance. Cualquier objeto metálico cercano  genera una 
distorsión en ese campo magnético que es, a su vez, detectada por el 
aparato. Basta superponer  la vibración, ya distorsionada, a otra fija 
que se emite constantemente  (al estilo de los viejos sistemas 
superheterodinos de la radio del  abuelo) para que el resultado sea 
otra vibración que ya está dentro del campo audible.  El alcance, como 
digo, no pasa de unos diez o quince centímetros, digan lo que digan 
los folletos más optimistas (lo dice un acérrimo buscador de tesoros*) 
y los metales ligeros como el aluminio interfieren mucho menos que los 
pesados como el plomo o el oro en el campo magnético generado por el 
detector. Así que  una prótesis  que, aunque se llame metálica, suelen 
ser modernamente una construcción  mixta de metal ligero y 
polietileno, puede muy bien pasar desapercibida al chisme más 
sofisticado.

[Inés Toledo]
Yo estoy esperando el día en que me pite el DIU...

[Mercader]
Te puedo garantizar que esa birria de alambrito, que creo que es de 
titanio,  queda totalmente fuera del alcance de un detector.

(*) Hace muchos años me compré el chisme  esperando encontrar el 
legendario tesoro de Las Islas Medas. Para practicar, empecé 
haciéndolo funcionar en la playa y resultó tan divertido -y adictivo- 
ir encontrando las monedas que habían perdido los bañistas en la 
arena, que dejé aparcado lo del tesoro y me dediqué a las monedas En 
un año, peiné la playa  que va desde Montgat  hasta  El Prat 
(Cataluña), aunque en los dos primeros meses, sólo en las mañanas de 
los domingos, ya había amortizado las ciento y pico mil pesetas de las 
de entonces  que había costado el cacharro (también cayeron varias 
pulseras de oro, relojes, anillos y demás).  Hoy día, ya no es 
productiva la búsqueda porque los ayuntamientos  utilizan, desde muy 
temprano,  unas enormes máquinas dotadas de peines que que se 
adelantan a los buscadores removiendo la arena y hacen desaparecer 
cualquier posible botín.
Saludos.
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 http://www.telefonica.net/web/fmercaderr
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