[escepticos] Agresiones machistas en San Fermin
Francisco Mercader
mercader en franciscomercader.es
Sab Ago 13 13:03:16 WEST 2016
-----Mensaje original-----
Mariam Chico
Por mí bien (seguir por aquí y ampliar contenidos).
Adelante con tu reflexión.
[Mercader]
Si estudiamos ese esquema políticamente correcto y posmoderno que define
a la sociedad humana como un grupo homogéneo en el que las diferencias
de género son meros inventos culturales y en el que una parte,
amparándose en su mayor fuerza física abusa de la otra media parte
restringiendo sus libertades, vemos (yo, al menos, sí) enseguida ciertas
contradicciones: Si el grupo es homogéneo ¿cómo es que aparecen
evidentes diferencias físicas entre las dos partes en conflicto y,
además, ejercen diferente rol en la reproducción? A mí me parece que el
distinto 'hardware' necesita distinto 'software' para su funcionamiento,
pero podría estar equivocado.
Admitamos ahora que en el repertorio de estas dos clases de género
perviven en cierto grado los rituales de cortejo de nuestros parientes
peludos pero con la suficiente fuerza como para que se ejerzan de
manera, a veces, descontrolada cuando las circunstancias lo permiten.
Y ¿cuáles parecen ser esos rituales de cortejo tan incorrectamente
considerados? Simplificando, recordemos que los recursos de alguno de
nuestros parientes cercanos -el gorila, por ejemplo- consiste en el
caso del macho, de hacer ostentación de su poder, de su fuerza. El
equivalente, en el caso humano, es el de pasear con nuestro Ferrari
delante de las muchachas, de abusar de nuestra posición ante un
inferior, de gesticular adecuadamente para que se vea bien nuestro Rolex
de oro o de pegar de vez en cuando un mamporro a quien poder humillar
con nuestra fuerza. En el caso de las hembras gorilas, un recurso
habitual para congraciarse con el macho alfa es adoptar la posición de
mostrar el trasero para expresar disponibilidad. El equivalente humano
sería subirse a unos tacones de once centímetros, embutirse en unos
vaqueros ajustados o exhibir un escote vertiginoso.
¿Cuál es, en el ámbito humano, el comportamiento esperable de algunos
miembros de estas dos partes -que, quizás no hayan madurado lo
suficiente para convivir tranquilamente en sociedad- cuando se
encuentran en un entorno favorable como las fiestas de San Fermín?
Una prójima se sube la camiseta para exhibir sus poderes en mitad de la
multitud que, encantados con el ofrecimiento, se ponen a manosearla.
Quizás la chica está bebida -quizás no- pero no sé si calcula que con
ese gesto está determinando ella misma los límites de su intimidad y
mostrando a los demás machos dónde pueden empezar a explorar porque es
ella, -y no ellos- la que está iniciando el ritual de cortejo por el
camino más directo. Recordemos ahora que esos mismos individuos no
piensan en abalanzarse sobre la veraneante que anda en topless por la
playa porque en ese entorno sí que ya está, hace tiempo, delimitado
perfectamente el ámbito de comportamiento y el alcance del respeto
mutuo. Lo que a mí me asombra profundamente es la reacción ofendida,
ante un hecho semejante, de la propia prójima que había emitido su
particular oferta de rebajas y, sobre todo, de los colectivos feministas
que se apresuran a calificar de agresión machista lo que no es, a mi
juicio, más que una interacción -no demasiado estética ni civilizada,
pero consentida- entre adultos.
Saludos.
http://www.franciscomercader.es/
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