[escepticos] Neuronas espejo

[Francisco Mercader]

[Jose Luis VM]
 Con permiso de la distinguida audiencia expondré una hipotesis propia  sobre dicha 
paradoja.
 En corto la podríamos exponer como :
 No tenemos libre albedrío sobre nuestro presente pero si sobre nuestro futuro.
 La impresión de voluntariedad pertenece a nuestras facultades  superiores, es un 
inquilino tardío de nuestro cerebro que de funcionar  como nos parece que lo hace 
supondría un peligro para el individuo ya  que retrasa la realización del acto 
correspondiente.
  Inmediatamente a la realización del acto, nuestro cerebro ademas de  engañarnos 
haciéndonos creer que que lo hecho es lo que decidimos  previamente, pues. ademas de ello, 
toma nota de las consecuencias de  lo realizado, modifica o no los circuitos neuronales 
correspondientes  y así puede modificar la manera en que nos enfrentamos al mismo acto,  o 
similares, en posteriores ocasiones.
  Del sucesivo tuning de nuestros actos va surgiendo nuestra  personalidad e 
individualidad.

[Mercader]
Yo iría un punto más allá.  En principio creo que todos estaremos de acuerdo en que en 
determinados casos de suma urgencia (hemos puesto descuidadamente la mano encima de la 
cocina  caliente; vemos a un  automóvil que se abalanza sobre nosotros, etc) no podemos 
dejar la decisión a una detenida reflexíón y que ya hay otros mecanismos automáticos 
previstos por la Selección para solucionar la situación.  Es en estos casos, en los que 
puede uno pensar en que el cerebro nos engaña y creemos que hemos tomado la deción de 
actuar cuando, en realidad, el movimiento reflejo ha funcionado antes.
Pero hay  otros casos  a los que, me parece a mí, se refiere el debate (un problema 
personal o social   que nos reclama tomar una decisión y tenemos el tiempo suficiente para 
reflexionar) en los que se puede plantear si, efectivamente,  existe o no el libre 
albedrío. Aquí  creo que es inútil plantearse si la decisión es  anterior o posterior a la 
ejecución porque el margen temporal es suficientemente amplio  y el ritmo de la secuencia 
es suficientemente lento  como para no tenerlo en cuenta siquiera.
Yo  creo que, incluso en estos casos NO existe el libre albedrío. Las decisiones -a menos 
que uno sea un completo estúpido y las tome  tirando dados (que también podría ser)-  se 
toman evaluando  los datos disponibles para encontrar la mejor solución, entre todas.
Pero ¿qué nos garantiza que, realmente poseamos TODOS los datos, o que estos sean 
verdaderos, o que no estén filtrados por nuestra propia percepción o que no nos hayamos 
olvidado de los más importantes?  Cuando, al final, abandonamos la duda y nos decidimos 
por una opción, lo hacemos con la ilusión de que hemos decidido nosotros pero  no hemos 
hecho más que vernos obligados inconscientemente por  la única  que nos parece razonable. 
Hacer lo contrario de lo que nos parece conveniente sería  una locura.  Realmente lo que 
ha decidido, de forma externa a nosotros es  el conjunto de condicionantes que se nos ha 
formado delante y que ha podido estar  confeccionado por mil ingredientes, desde  el 
convincente lavado de cerebro emitido por un gurú mailintencionado hasta la necesidad 
irresistible de reafirmación  pasando por  la estrechez  mental o  la sensación de 
vergüenza que proviene de un entorno que nos observa.
Eso sí; la falta de libre albedrío no comporta que uno sea consciente de ello.  Al 
contrario; deben de existir mecanismos de compensación  en nuestro mentiroso cerebro para 
que uno se sienta satisfecho.
Y tampoco  debe entenderse  que nuestro comportamiento está forzosamente  guiado  por 
fuerzas irresistibles y desconocidas. El Destino es otra de esas curiosas invenciones 
humanas que tanto sirve para la resignación de los más tontos.
Saludos.
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Mis residuos mentales:
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