[escepticos] Cristina Cifuentes grave por accidente

[Francisco Mercader]

> Yo por ejemplo, hare todo lo posible para no ir jamas a cataluña, pero 
> si voy, hare todo lo posible por joderles y que de mi boca no escuchen 
> una sola palabra en catalan.


[Adria Comos]
> Tei: en Catalunya tenemos un 56% de la población que han nacido, o 
> tienen padres nacidos, en el resto del estado (no cuento ya los que 
> son los abuelos los de fuera).  Esto quiere decir básicamente que la 
> inmensa mayoría de los catalanes, o tienen como idioma paterno el 
> castellano, o tienen amigos de toda la vida que hablan castellano.
 Si tantas ganas tienes de joder a un catalán, tendrás que buscar un 
plan mejor...
 Mare de déu...

[Mercader]

La  imprudencia que acaba de escribir Tei merece ser analizada  con un 
poco menos de apasionamiento que el que alguno —por ejemplo, Morente— ha 
vomitado por aquí.  Lo de Tei es el efecto final de la labor de zapa de 
una pandilla inacabable de políticos de ambos bandos  que sólo miran 
para sí mismos, aunque tengan que sembrar odio donde haga falta.

Cuando yo llegué a Cataluña  hace cuarenta y tantos años, no encontré 
la menor   desconfianza ni rechazo   en la gente de a pie que me 
escuchaba hablar en castellano.  Y eso, a pesar de que el franquismo se 
había esmerado a fondo en  encizañar lo que había podido. No tuve que 
pensar demasiado para querer integrarme, todo lo que pude, en esta 
cultura.  Encontré fascinante el estudio de ese conjunto de lenguas 
occitanas  de las que el catalán forma parte y  así presencié, al 
principio como una  travesura intrascendente y luego con desagrado, ese 
afan emergente por reinventar la historia de la lengua y de las personas 
que empezó con Pompeu i Fabra  inventando, quizás legítimamente,  un 
idioma —el catalán normalizado —  a base de trozos de cien dialectos, 
como alguien  había hecho en otro lado  con el batua vasco.    Poco a 
poco vi que los politiquillos, al encontrar huecos donde empezar a 
sembrar para su propio interés,  conseguían, empleando la herramienta de 
Fabra y otras como esa tendencia humana a apuntarse a un bombardeo, 
reconstruir, en sentido contrario, la intolerancia  que la gente de 
Cataluña había estado sufriendo. Y a fe que lo han conseguido con 
creces.

Hoy ya es fácil encontrar tanto en personas de mi  generación como en 
jovencitos exaltados,  el germen de lo que mañana  podría convertirse 
en  un conflicto  entre culturas, que aunque no llegará a lo de 
Yugoslavia puede  derivar hacia tal incomodidad que   se arregle sólo 
emigrando, de vuelta   a la tierra de origen. .  Hoy me veo, a mí que no 
soy nacionalista de ningún 'país' y aborrezco   el ritual de las 
banderas, de los himnos y del paleto amor a las patrias,  habiendo 
recuperado el uso del castellano, como una defensa  ante lo que percibo 
como una infección nacionalista.   Si nadie sabe lo que es la sensación 
del apátrida, que me lo pregunte hoy a mí.

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Mis residuos mentales:
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