[escepticos] Lo del policía cachondo.

[Francisco Mercader]

[Paco Gaspar]
Lo que está claro es que es completamente desproporcionado utilizar 30 
lecheras para desalojar a 200 personas. Yo creo que ese despliegue de
medios no los había ni cuando Franco.
Lo que más jode de todo esto, es que los que reparten hostias son tan 
víctimas de los recortes como los que las reciben. Los policías son 
funcionarios, y por tanto les han bajado el salario un 5% por término 
medio como al resto de funcionarios. También les han subido los 
impuestos, les han recortado en Sanidad y Educación... Lo paradójico 
es que están repartiendo estopa a los que están protestando por esos 
desmanes, y luchando por tratar de mejorar la situación de todos, 
incluídos los que reparten las hostias.
Esto es todo una locura. Y no puede terminar bien.

[Mercader]
 Pareces no tener en cuenta lo que ocurre en la mente de muchos seres 
humanos cuando les  ponen un uniforme.  Y yo tengo algo que decir ahí.
Durante cuarenta años fui examinador de tráfico.   No sé si te 
imaginas lo que suponía, para una persona no muy madura como lo éramos 
todos los que aprobamos aquella oposición,  alcanzar de golpe el 
tremendo poder  de decidir sobre el resultado  del examen de una 
persona.   A ello  colaboraba la atmósfera de miedo -alentada por el 
servilismo de los profesores de autoescuela-  que, en pleno 
franquismo,  rodeaba todo aquel entorno en el que  se nos identificaba 
con la 'autoridad'  y    apropiarnos  injustamente del prestigio de 
los anteriormente encargados de esa tarea, los ingenieros de 
Industria. De hecho, a nosotros se nos siguió llamano 'ingenieros' 
aunque ninguno de nosotros lo éramos.  Durante bastante tiempo no me 
pude dar cuenta  de que  abusaba de ese poder. Si no en resultados 
injustos, sí en maneras  desproporcionadamente altaneras  con los 
usuarios, de los que  yo era, en realidad, un servidor, aunque  mi 
sensación era la contraria.   Tengo que añadir, encima,  que nuestro 
sueldo de entonces era miserable  pero que la satisfacción por la 
sensación de mando  era tal que yo creo que hubiésemos trabajado 
gratis.
Debió de ser la observación de que algunos de mis compañeros 
exageraban aún más  en esa actitud, lo que me  hizo recapacitar un día 
y examinar si lo que yo hacía era  correcto.  En mi disculpa sólo 
puedo alegar que no era consciente  de lo erróneo del rol que asumía, 
seguramente por necesidades  de la mente que uno no controla y que se 
sienten realizadas en una posición de mando.
Por eso, al ver a esos policías aporreando impunemente y abusando de 
su poder...  no  es que los justifique, pero reconozco al ser humano 
en toda su expresión cuando se le deja en libertad y con control.
¿Remedio? No sé si es posible.  Tendríamos que  operarnos todos de esa 
parte del cerebro para extirparla.  Quien niegue tenerla, es para mí 
un hipócrita, un embustero... o un inconsciente.
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Mis residuos mentales:
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