[escepticos] ¿Y estos publicarán en revistas de impacto?
David Revilla
davidrev en gmail.com
Jue Abr 26 10:04:51 WEST 2012
Buenísimo, gracias.
El 26/04/2012 10:27, Oldno7 (Guillermo Hernandez) escribió:
> El 04/26/12 09:39, Akin escribió:
>> http://www.economistasfrentealacrisis.com/
>>
>>
> No se si publican, pero se explican con bastante claridad.. o a mi me
> lo parece:
>
> Copio debajo el articulo "La crisis y el multiplicador del gasto"
> integro.
>
> No me resisto a extraer un par de parrafos:
>
> Ya que aqui se mantiene algo muy parecido a lo que se ha dicho, copio:
> "En economía, como en medicina, también hay curanderos que porfían en
> tratamientos que empeoran la salud de su paciente. Son los
> heterodoxos, los de los tratamientos alternativos que, seguros en su
> fe, cierran los ojos ante la realidad. Justo lo contrario de lo que
> exige el método científico, siempre tributario de la experiencia
> empírica."
>
> Luego me resulta un poco sorprendente que se afirme sin tapujos que
> "Lo paradójico es que ninguna de estas causas se adecúa a lo que está
> pasando. Conocemos los orígenes de la crisis pero su permanencia se
> debe a la caída de la demanda efectiva por depresión de las
> expectativas de los inversores y consumidores, por la reducción de la
> capacidad de comprar de estos últimos y por la inoperancia del sistema
> financiero. Son factores que pueden ser corregidos a través del
> impulso de las administraciones públicas Anunciar nuevos recortes no
> mejora, evidentemente, las expectativas de inversores y consumidores
> ni el funcionamiento del sistema financiero, cuya capacidad para
> abordar su endeudamiento depende de la evolución de los negocios. Es
> lógico que las reducciones del gasto público aumenten la prima de
> riesgo de la deuda, tanto del sistema financiero como del Estado, ya
> que la garantía de su devolución depende, fundamentalmente, de las
> previsiones sobre la evolución del PIB.
>
> La desconfianza de los mercados no se debe a la insuficiencia de las
> medidas restrictivas que anuncian los presupuestos, sino, por el
> contrario, a la percepción de que estas medidas suponen ahondar en la
> depresión y, por tanto, a las dificultades para hacer frente a la
> deuda en un escenario más crítico.
>
> Por ello, no es fácil clasificar la actual crisis con los criterios
> que utilizábamos en nuestros cursos. Si tuviéramos que asignarle un
> adjetivo hablaríamos de crisis "deliberada". Las autoridades europeas
> nos mantienen deliberadamente en un escenario de paro, de
> inutilización del aparato productivo, de recortes de las prestaciones
> sociales y todo ello en aras de una pretendida austeridad, cuando este
> escenario, que prescinde de médicos, profesores, investigadores, etc.,
> es precisamente el mayor derroche.
>
> Y todo esto ¿porqué? Una característica esencial de esta crisis, a
> diferencia de otras que hemos sufrido, es que ha desencadenado un
> conglomerado de intereses que abogan por el mantenimiento de la
> recesión en los países del sur de Europa. Se sienten cómodos en ella.
> Son elementos que impiden la adopción de medidas para salir de la
> crisis."
>
> Subrayo *"Si tuviéramos que asignarle un adjetivo hablaríamos de
> crisis "deliberada"."*
>
> O sea que Akin es un conspiranoico de chichinabo, porque hay gente que
> dice los mismo pero con otras palabras. Sorry, Akin.
>
> Y ahora copio el tocho:
>
>
> Presupuestos: La Crisis y el Multiplicador del Gasto
>
> Posted on 07/04/2012
> <http://economistasfrentealacrisis.wordpress.com/2012/04/07/presupuestos-crisis-y-el-multiplicador-del-gasto/>
>
>
> Juan Ignacio Bartolomé Gironella es miembro de Economistas Frente a la
> Crisis.
>
> Los economistas ortodoxos no salen de su asombro. No por la amplia
> extensión de ideas heterodoxas (en situación de fuerte caída de la
> demanda efectiva es necesario reducir el gasto publico) lo que podría
> formar parte de una legitima controversia teórica, si no, sobre todo,
> por la tozuda defensa de sus propuestas a pesar de que la realidad
> está demostrando, contundentemente, las terribles consecuencias de la
> política económica que resulta de su aplicación dogmática.
>
> En economía, como en medicina, también hay curanderos que porfían en
> tratamientos que empeoran la salud de su paciente. Son los
> heterodoxos, los de los tratamientos alternativos que, seguros en su
> fe, cierran los ojos ante la realidad. Justo lo contrario de lo que
> exige el método científico, siempre tributario de la experiencia
> empírica.
>
> En el curso introductorio a la macroeconomía, en primer año de la
> licenciatura de Ciencias Económicas, explicábamos un concepto al que
> llamábamos "Multiplicador del Gasto Público". Era un efecto, en cierta
> medida paradójico, según el cual, bajo determinadas condiciones, un
> incremento del gasto público desencadenaba un proceso de incrementos
> sucesivos de la producción de bienes y servicios que permitían al
> Estado aumentar sus ingresos hasta el punto en que se contrarrestaba
> el incremento del gasto, con lo que acababan equilibrándose las
> cuentas públicas al nivel inicial. El mecanismo, explicado con la
> sencillez que requería un curso introductorio, es el siguiente: si,
> por ejemplo, el nuevo gasto se dedica a contratar a unos trabajadores,
> el Estado recupera el impuesto sobre la renta de estos trabajadores y,
> además, el IVA sobre la mayor parte de las compras que estos efectúen.
> Y, ya de forma indirecta, estas compras, en el supermercado o en el
> bar de la esquina, suponen un aumento del empleo y de las ventas y
> beneficios de determinadas empresas que también pagan los impuestos
> correspondientes y que, a su vez, aumentan sus compras a las empresas
> proveedoras, lo que implica nuevos aumentos de la recaudación del
> Estado y menos costes por prestaciones sociales. De ahí el concepto
> "Multiplicador".
>
> Este efecto opera igualmente, aunque en sentido contrario, si se trata
> de una reducción del gasto público. Si, por ejemplo, se despide a
> profesores, a médicos, o a investigadores, éstos pagan menos impuestos
> y también consumen menos lo que supone menores ventas de otras
> empresas, que acortan sus plantillas y aminoran los pedidos a sus
> proveedores, provocando nuevos descensos de los impuestos recaudados
> por las administraciones públicas. Calculábamos, tras operaciones
> aritméticas bastante simples, que al final del proceso el descenso del
> gasto público llevaría consigo un menor ingreso en cuantía similar. Es
> decir, la reducción del gasto no implica la pretendida reducción del
> déficit presupuestario.
>
> Ambos fenómenos incorporan consecuencias muy relevantes. En el primer
> caso, el aumento del gasto público se traducía en mayor producción de
> bienes y servicios (PIB), mejora de la eficiencia del sistema
> productivo y más rentas y mayor grado de satisfacción de los
> ciudadanos. Mientras que en el segundo caso, reducción del gasto
> público, la consecuencia era un descenso del empleo, del PIB, de las
> rentas y de la eficiencia de la economía.
>
> Son relaciones teóricas pero que pueden comprobarse en la práctica con
> un somero análisis de la evolución de las variables macroeconómicas y
> que sustentan la posibilidad de actuar desde el Estado para compensar
> una caída drástica de la actividad económica.
>
> Siempre había en la clase un alumno aventajado que sintetizaba con una
> pregunta el desasosiego de sus compañeros. ¿Si esto es así, porqué no
> aumentar más y más el gasto de las administraciones públicas? La
> respuesta era el contenido de la segunda parte de la lección: como
> todo en la teoría económica, la relación entre causas y efectos se da
> en determinadas condiciones. Vamos a describir estas condiciones en un
> contexto de crisis profunda como la que sufrimos en la actualidad en
> España.
>
> La*primera* condición es bastante evidente. Se requiere que el aparato
> productivo sea capaz de responder con aumentos de la producción de
> bienes y servicios al impulso de la demanda originada por el
> incremento del gasto público. Es decir, que tenga capacidades no
> utilizadas. En un escenario como el que vivimos esto no parece ser un
> problema. La mayor parte de las empresas están funcionando muy por
> debajo de sus posibilidades. Las cifras de paro son el mejor reflejo
> de la actual infrautilización de los recursos de que disponemos.
>
> La *segunda* condición, conectada con la primera, se refiere al efecto
> sobre los precios, la tasa de inflación, que puede derivarse de
> incrementos sistemáticos de la demanda. Los movimientos de los precios
> reflejan las tensiones entre demanda y oferta. Si ésta no puede
> responder con aumento de las cantidades, responderá elevando los
> precios. En determinadas áreas se irán generando "cuellos de botella"
> traducidos en mayores precios que se trasmitirán al resto del sistema.
> La inflación tiene sus propios mecanismos de auto-alimentación,
> espirales de precios, que cuando se ponen en marcha son difíciles de
> corregir. Y en nuestro sencillo discurso aportábamos elementos que
> mostraban las graves ineficiencias que una inflación excesiva
> introducía en el funcionamiento del sistema económico. Sin embargo,
> éste tampoco parece ser un problema en las actuales circunstancias. La
> crisis, con un alto contenido de deficiencia de la demanda efectiva,
> convive con alzas de los precios muy limitadas.
>
> La *tercera* condición se refiere a la financiación del incremento del
> gasto público. Si el Estado decide gastar más tiene que obtener
> créditos, que serán devueltos cuando sus arcas experimenten la
> afluencia de ingresos a través del efecto multiplicador que se
> describía al principio. Pero, en su búsqueda de financiación, el
> sector público compite con los inversores privados. En un escenario de
> fondos prestables escasos, la mayor demanda de préstamos por la
> Administración tiene consecuencias muy desfavorables para la inversión
> privada. Reduce las cantidades a su disposición y aumenta los tipos de
> interés. Sin embargo, éste tampoco es un problema relevante en los
> tiempos que vivimos. Las expectativas de los empresarios, que es lo
> que alimenta su demanda de inversión, están por los suelos, por lo que
> no se verían afectadas por el incremento del gasto público. De hecho,
> lo que les afecta con negativa intensidad es su reducción.
>
> Un *cuarto* condicionante apunta al Comercio Internacional. La tan
> mencionada globalización supuso, hasta el estallido de la crisis, una
> expansión muy fuerte de los intercambios comerciales entre los países
> y de sus porcentajes sobre el PIB. El problema es que la expansión de
> la demanda, a través del gasto público, en un determinado país, corre
> el peligro de dirigirse, en parte, hacia las importaciones lo que,
> lógicamente, reduce sus efectos sobre el mercado interior. A pesar de
> la política expansiva llevada a cabo por el Gobierno español entre
> principios de 2008 y mediados de 2010, la debilidad de la demanda en
> ese periodo hizo que el déficit comercial se redujese prácticamente a
> la mitad motivado por una aguda caída de las importaciones y no tanto
> por la fortaleza de nuestras exportaciones. El impulso a la demanda en
> un país debe ser simultáneo al de los países de su entorno, de forma
> que el incremento de las importaciones venga contrarrestado por un
> aumento paralelo de las exportaciones. De ahí la crítica a la carencia
> angustiosa de coordinación de las políticas macroeconómicas en el seno
> de la Unión Europea.
>
> La *quinta* condición también depende en gran medida de decisiones
> externas a la Administración del país. El tamaño de la diferencia
> entre gastos e ingresos públicos, el déficit, y su forma de
> financiación deben someterse a la normativa de la Unión Europea y a
> los acuerdos entre los estados miembros. Son normas establecidas
> cuando se crea el euro que limitan de manera estricta la autonomía de
> los gobiernos para contrarrestar, a través de su gasto, los efectos de
> la crisis en su propio país.
>
> En concreto, y a diferencia del resto de las áreas económicas, EEUU,
> Reino Unido, Japón... el Banco Central Europeo no financia con
> Eurobonos los déficits públicos de los países cuya moneda es el Euro y
> las autoridades europeas exigen de forma rígida el mantenimiento de
> estos déficits en límites muy estrechos. Son reglas adecuadas en
> condiciones normales pero que, evidentemente, no están pensadas para
> situaciones de crisis, a pesar de lo cual, los Estados que controlan
> la Unión Europea, liderados por Alemania, las aplican rigurosamente,
> con la amenaza de expulsar de la moneda común a quien las incumpla.
>
> Su aplicación se centra en la disminución del gasto público, ignorando
> que ello supone, a su vez, la reducción de los ingresos y, por tanto,
> el mantenimiento del déficit, e ignorando también sus consecuencias
> sobre el PIB, sobre los niveles de desempleo, sobre la calidad de vida
> de los ciudadanos y sobre la cohesión y la conflictividad social. El
> coste para la ciudadanía de esta política es inmenso y, por supuesto,
> muy superior a los beneficios que pudiera reportar.
>
> En España hay recursos productivos en cantidades muy amplias que se
> mantienen ociosos. Trabajadores, empresarios, instalaciones, materias
> primas, tecnología... y también existen necesidades insatisfechas que
> suponen una gran demanda potencial que no se hace efectiva. Además, se
> cumplen las tres primeras condiciones que mencionábamos al principio.
> Sin embargo, las condiciones cuarta y quinta, que dependen de
> decisiones externas, impiden actuar a nuestras Administraciones
> Públicas para movilizar y emplear estos recursos.
>
> Volviendo a la actividad docente, también tratábamos de explicar las
> causas de las crisis económicas: carencia de materias primas, excesos
> de oferta por sobreinversión, oleadas de nuevas tecnologías que
> provocaban la obsolescencia del aparato productivo, inadecuación de la
> mano de obra, falta de iniciativa empresarial,.... etc.
>
> Lo paradójico es que ninguna de estas causas se adecúa a lo que está
> pasando. Conocemos los orígenes de la crisis pero su permanencia se
> debe a la caída de la demanda efectiva por depresión de las
> expectativas de los inversores y consumidores, por la reducción de la
> capacidad de comprar de estos últimos y por la inoperancia del sistema
> financiero. Son factores que pueden ser corregidos a través del
> impulso de las administraciones públicas Anunciar nuevos recortes no
> mejora, evidentemente, las expectativas de inversores y consumidores
> ni el funcionamiento del sistema financiero, cuya capacidad para
> abordar su endeudamiento depende de la evolución de los negocios. Es
> lógico que las reducciones del gasto público aumenten la prima de
> riesgo de la deuda, tanto del sistema financiero como del Estado, ya
> que la garantía de su devolución depende, fundamentalmente, de las
> previsiones sobre la evolución del PIB.
>
> La desconfianza de los mercados no se debe a la insuficiencia de las
> medidas restrictivas que anuncian los presupuestos, sino, por el
> contrario, a la percepción de que estas medidas suponen ahondar en la
> depresión y, por tanto, a las dificultades para hacer frente a la
> deuda en un escenario más crítico.
>
> Por ello, no es fácil clasificar la actual crisis con los criterios
> que utilizábamos en nuestros cursos. Si tuviéramos que asignarle un
> adjetivo hablaríamos de crisis "deliberada". Las autoridades europeas
> nos mantienen deliberadamente en un escenario de paro, de
> inutilización del aparato productivo, de recortes de las prestaciones
> sociales y todo ello en aras de una pretendida austeridad, cuando este
> escenario, que prescinde de médicos, profesores, investigadores, etc.,
> es precisamente el mayor derroche.
>
> Y todo esto ¿porqué? Una característica esencial de esta crisis, a
> diferencia de otras que hemos sufrido, es que ha desencadenado un
> conglomerado de intereses que abogan por el mantenimiento de la
> recesión en los países del sur de Europa. Se sienten cómodos en ella.
> Son elementos que impiden la adopción de medidas para salir de la
> crisis. Pongamos algunos ejemplos:
>
> *A*.-La colocación de eurobonos por el Banco Central Europeo,
> empleando los recursos obtenidos en la financiación a bajos tipos de
> interés de los déficit públicos, acompañada, por supuesto, de una
> fiscalización estricta de su utilización, reduciría el servicio de la
> deuda y permitiría a los gobiernos impulsar la movilización de los
> recursos productivos.
>
> Sin embargo, eliminaría la especulación en torno a la deuda pública y
> reduciría los beneficios de los operadores financieros. Es lógico que
> estos se opongan con toda su capacidad de lobby.
>
> *B*.-Un contexto de crisis como el que vivimos es el más adecuado para
> imponer una reforma laboral que quiebre la fuerza de las centrales
> sindicales y someta al mundo laboral.
>
> *C*.-La pretendida austeridad es una magnifica coartada para reducir
> las prestaciones sociales. Al fin y al cabo, estas prestaciones son el
> eje de la redistribución de rentas por parte de estado. Y esta
> redistribución es obviamente, de los ricos hacia los pobres.
> Eliminando las prestaciones se elimina la redistribución.
>
> *D.-Aferrados* a los tratados, en medio de una crisis profunda, un
> conjunto de países, liderados por Alemania, pueden modificar las
> relaciones de poder en el seno de la Unión Europea. El espectáculo de
> Alemania imponiendo los gobiernos de Grecia, Italia, Portugal e,
> indirectamente, España, solo es explicable en las actuales
> circunstancias.
>
> *E*.-La crisis impulsa un cambio en la distribución del trabajo, tanto
> dentro de la Unión Europea como en el ámbito mundial. Habrá países
> ganadores y perdedores en esta nueva distribución.
>
> En definitiva se trata de cambiar el sistema de producción, de
> distribución y de relaciones industriales y sociales. Eso es lo que
> está en juego. Las crisis desembocan en un nuevo sistema económico y
> la batalla se centra en la definición de este nuevo sistema. La
> derecha europea, amparada por los análisis de un amplio espectro de
> economistas heterodoxos, está ganando esta batalla por amplia goleada.
>
> Este conglomerado de intereses es la explicación de los presupuestos
> elaborados por el Gobierno Español. La imagen del alto cargo europeo
> echando las manos al cuello del ministro español, al parecer en broma,
> no le vemos la gracia, es bastante expresiva. Lo surrealista son las
> declaraciones de este alto cargo: "Sabemos que ello supondrá mayor
> paro y más pobreza, pero es necesario hacer nuevos esfuerzos de
> reducción del gasto público en España".
>
> Se ha subvertido el objetivo de la política económica. No es combatir
> el paro y la pobreza, es reducir el gasto público. Estamos al borde
> del abismo y nos dicen que demos un paso al frente. Es lógico que tras
> la publicación de los presupuestos de la Administración Española
> aumenten la desconfianza en nuestra capacidad de afrontar la deuda, la
> prima de riesgo, las cifras de paro y las dificultades del sistema
> financiero.
>
> Ello lleva a insistir en que nos mantienen deliberadamente en la
> crisis. Solo la aparición de intereses favorables a su superación, con
> suficiente potencia para contrarrestar los intereses en contra, puede
> cambiar la tendencia. De momento la crisis durará el tiempo que
> necesiten estos últimos para conseguir sus objetivos.
>
> Juan Ignacio Bartolomé Gironella es economista y miembro
> de*ECONOMISTAS FRENTE A LA CRISIS *
>
>
>
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