[escepticos] OT: La brújula dorada

Akin akinlg en gmail.com
Sab Ene 29 23:29:23 WET 2011


Ahora que apenas hay movimiento en la lista, y como me he acordado
porque hoy han televisado la película, os recomiendo "La brújula
dorada", una trilogía de libros que aparentan ser infantiles pero no
lo son. Son una especie de Anti-Narnia.

Os dejo un par de fragmentos muy ilustrativos de lo que es el tema de
los libros:

"Hermanas, yo os explicaré qué ocurre y contra quien debemos luchar.
Sí, hemos de luchar porque se avecina una guerra. Ignoro quien se
unirá a nuestro bando, pero sí sé a quién tendremos por adversario.
Nuestro contrincante es el magisterio, la Iglesia. Durante toda su
historia, que aunque no es tan larga desde nuestro punto de vista, sí
suma muchas, muchísimas vidas de las suyas, ha tratado de suprimir y
controlar todo impulso natural. Y aquellos que no puede controlar los
ataja de raíz. Algunas de vosotras presenciasteis cómo actuaron en
Bolvangar. Eso fue horrible, pero no se trata de una práctica aislada.
Hermanas, vosotras conocéis sólo el norte. Yo, en cambio he viajado a
las tierras del Sur. Creedme cuando os digo que allí hay iglesias que
también amputan a los niños tal y como hicieron en Bolvangar, no de la
misma manera pero de forma igualmente repulsiva. Les cortan los
órganos sexuales, si, tanto a los niños como a las niñas; se los
cercenan con cuchillos para que no puedan sentir. Así procede la
Iglesia, todas hacen lo mismo: controlar, destruir y erradicar toda
sensación placentera. Así pues, si estalla una guerra y la Iglesia se
sitúa en un bando nosotras debemos unirnos al otro sin reparar en los
extraños aliados que podamos encontrar"

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En fin, no sé si fue el vino, mi ingenuidad, el aire cálido o el
limonero... El caso es que yo había logrado convencerme de algo que no
era cierto. Me había convencido de que me sentía satisfecha, realizada
y feliz sin el amor de otra persona. El amor era como China, sabías
que existía, y debía de ser muy interesante, y algunas personas iban
allí, pero yo no iría. No iría jamás en la vida a China, pero no me
importaba, porque podía visitar el resto del mundo.

Entonces alguien me pasó algo dulce, y de pronto me di de cuenta que
había estado en China. Por así decir. Y lo había olvidado. Fue el
sabor de aquel dulce, creo que era mazapán, una pasta de almendras muy
rica, lo que hizo que lo recordara.

El caso es que recordé el sabor y de golpe evoqué una experiencia que
había vivido de jovencita.

Yo tenía doce años. Fui a una fiesta en casa de una amiga, creo que
era su cumpleaños. Tenía una disco, una máquina que toca música
grabada en una cinta. Por lo general las chicas bailaban juntas porque
a los chicos les daba corte sacarlas a bailar. Pero había un chico,
que yo no conocía, que me sacó a bailar y bailamos aquel baile, y el
siguiente y el otro y nos pusimos a charlar... Ya sabéis lo que pasa
cuando os gusta alguien, en seguida nos damos cuenta. A mí me gustó
mucho.

Así que seguimos bailando y luego trajeron la tarta de cumpleaños, y
él tomó un trocito de mazapán y me lo metió en la boca con delicadeza.
Recuerdo que intenté sonreír, y me puse roja como un tomate y me sentí
como una idiota... Y me enamoré de él por lo que hizo, por la
delicadeza con la que me tocó los labios con el trocito de mazapán.

Creo que fue en aquella fiesta, o quizá fuera en otra, cuando aquel
chico y yo nos besamos por primera vez. Ocurrió en el jardín. Me sentí
embargada por la música que sonaba en el interior de la casa, y el
silencio y el frescor que reinaba entre los árboles... Todo mi cuerpo
ansiaba que me abrazara pero éramos casi demasiado tímidos para dar el
primer paso. Casi. Sin embargo uno de nosotros lo dio y acto seguido,
como un salto cuántico, súbito nos besamos, y más que en China creí
estar en el paraíso.

Nos vimos media docena de veces, no más. Luego los padres del chico se
mudaron y no volví a verlo. Fue una experiencia muy dulce, aunque
breve... Pero la había vivido. Había conocido el Amor. Había estado en
China.

Y a las nueve y media de la noche en aquel restaurante de Portugal
alguien me pasó un pedazo de mazapán y pensé '¿Voy a pasar toda mi
vida sin experimentar de nuevo aquella sensación? Quiero ir a China.
Esta llena de tesoros y exotismo y misterio y alegría' Pensé '¿A quien
beneficia que yo regrese al hotel, rece mis oraciones, me confiese con
un sacerdote y prometa no caer de nuevo en la tentación? ¿A quien
beneficia que yo me sienta desgraciada?'

La respuesta no se hizo esperar: a nadie. Nadie se disgustará, nadie
me condenará, nadie me bendecirá por ser una buena chica, nadie me
castigará por ser mala. El cielo estaba vacío. Yo no sabía si Dios
había muerto o si nunca había existido. En cualquier caso experimenté
una sensación de libertad, de soledad, y no sabía si alegrarme o
lamentarme. Y aquel gigantesco cambio de había producido cuando probé
el mazapán, incluso antes de tragarlo. Un sabor... un recuerdo... un
hecho que cambia tu vida...

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"Dejé de creer que existían un poder maléfico y un poder benéfico que
estaba fuera de nosotros. Y me convencí de que el bien y el mal sólo
designan las acciones de las personas, no lo que éstas son. Sólo
podemos decir que esta es una buena acción porque beneficia a alguien,
y que esta otra es una mala acción porque perjudica a alguien. Las
personas son demasiado complejas para ponerles unas simples etiquetas"


-- 
Akin
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