[escepticos] Palo a la apostasía

Eloy Anguiano Rey eloy.anguiano en gmail.com
Jue Oct 2 00:46:37 WEST 2008


El jue, 02-10-2008 a las 01:28 +0200, Mr Reivaj escribió:
> El día 2 de octubre de 2008 0:28, Eloy Anguiano Rey
> <eloy.anguiano en gmail.com> escribió:
> >
> >> (MR) Simplemente , falso.
> >
> > Ya, pero si no la tenías te daban por saco. A mi me pidieron el acta de
> > bautismo para federarme en la ferderación de baloncesto en el 73 (8
> > añitos).
> 
> 
> (Mr) Acojonado me has. Los dos hijos de mi amigo (nacidos en el 72 y
> 76) no están bautizados. Nunca les pidieron ese acta.
> Dura experiencia la tuya sin duda ( dicho sea sin asomo de broma)
> Salud

Fue antes de que muriera ese al que está "dedicada" la canción que reza:

Mil años tardó en morirse, 
pero por fin ... la palmó. 
Los muertos del cementerio 
están de Fiesta Mayor. 

Seguro que está en el Cielo 
a la derecha de Dios. 
Adivina, adivinanza, 
escuchen con atención. 

A su entierro de paisano 
asistió Napoleón, 
Torquemada, y el caballo 
del Cid Campeador; 

Millán Astray, Viriato, 
Tejero y Milans del Bosch, 
el coño de la Bernarda, 
y un dentista de León; 

y Celia Gámez, Manolete, 
San Isidro Labrador, 
y el soldado desconocido 
a quien nadie conoció.
 
Santa Teresa iba dando 
su brazo incorrupto 
a Don Pelayo que no podía 
resistir el mal olor. 

El marqués de Villaverde 
iba muy elegantón, 
con uniforme de gala 
de la Santa Inquisición.

Don Juan March enciende puros 
con billetes de millón, 
y el niño Jesús de Praga 
de primera comunión. 

Mil quinientas doce monjas 
pidiendo con devoción 
al Papa santo de Roma 
pronta canonización. 

Y un pantano inagurado 
de los del plan Badajoz. 
Y el Ku-Klus-klan que no vino 
pero mandó una adhesión;

y Rita la cantaora, 
y don Cristóbal Colón, 
y una teta disecada 
de Agustina de Aragón.
 
La tuna compostelana 
cerraba la procesión 
cantando a diez voces 
clavelitos de mi corazón.
 
San José María Pemán 
unos versos recitó, 
servía Perico Chicote
copas de vino español. 

Para asistir al entierro
Carrero resucitó y, 
otra vez, tras los responsos, 
al cielo en coche ascendió.
 
Ese día en el infierno 
hubo gran agitación, 
muertos de asco y fusilados 
bailaban de sol a sol. 

Siete días con siete noches 
duró la celebración, 
en leguas a la redonda 
el champán se terminó. 

Combatientes de Brunete, 
braceros de Castellón, 
los del exilio de fuera 
y los del exilio interior,
 
celebraban la victoria 
que la historia les robó. 
Más que alegría, la suya 
era desesperación. 

Como ya habrá adivinado, 
la señora y el señor, 
los apellidos del muerto 
a quien me refiero yo, 

pues colorín colorado, 
igualito que empezó, 
adivina, adivinanza, 
se termina mi canción, 

se termina mi canción.



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