[escepticos] Liberalismo y PATERNALISMO

[Tenebris]

Me permito el lujo de remitir un artículo que, a mi entender, es un
excelente exponente de lo que conlleva una ideología liberal.


http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20070930/sociedad/poder-cuida-nosotros-20070930.html

PATERNALISMO
El poder 'cuida' de nosotros

Bajo su apariencia benefactora, la acción tutelar de papá-Estado y de
algunos empresarios esconde un irrefrenable afán de controlar al
individuo. Y el individuo se infantiliza

30.09.07 -
JOSÉ MARÍA ROMERA

Hasta hace poco tiempo los organismos públicos exhortaban a los
ciudadanos a respetar el código de la circulación y a pagar sus
impuestos. Hoy les invitan también a ser felices. A través de cuñas de
radio y de spots televisivos contratados por ministerios, gobiernos
autonómicos y consistorios municipales no sólo se nos recomienda tener
nuestros papeles en regla, sino que recibimos consejos en materias tan
diversas como la alimentación sana y el trato con los vecinos, como el
cuidado del cuerpo y el cultivo de la autoestima. El Estado sigue
cumpliendo a la perfección su papel de padre autoritario y nos multa
por no llevar casco al conducir la moto, pero ahora se ha colocado
además en el lugar de la madre protectora que nos susurra al oído la
conveniencia de ponernos la bufanda en los días de frío o de dormir la
siesta antes de regresar al trabajo.

El paternalismo ha sido definido como la extensión del modelo de
relación paternofilial a otros ámbitos de la vida social. La acción
tutelar del Estado-papá, al igual que la de ciertos patronos con sus
obreros, se presenta con la apariencia de unas medidas benefactoras
¯muchas veces lo son, sin duda¯ que a menudo enmascaran el
irrefrenable afán de controlar al individuo, de neutralizarlo, de
limitarlo en el ejercicio de su libertad. Cuando el Estado proveedor
nos prohíbe el consumo del tabaco ¿solamente vela por nuestra salud?
¿Pretende salvarnos de los males del exterior o en realidad trata de
protegernos contra nosotros mismos?

Quien habla del Estado o del patrono habla también de cualquier
relación bilateral en la que uno de los polos se erige en dominador y
consejero mientras el otro acepta su inferioridad, renuncia en parte a
su libertad, se libera de sus responsabilidades. Dicho de otro modo:
se infantiliza. El visible incremento de las actitudes paternalistas
en lo público y lo privado no es debido únicamente a la ampliación del
campo de poder de quienes ostentan alguna suerte de autoridad, sean
dirigentes, patronos o progenitores. Alcanza también a otras formas de
relación no jerárquica en teoría: los amigos, las parejas, los grupos
de trabajo. Hay paternalismo allá donde alguien se arroga una función
protectora más allá de lo razonable, y a la vez alguien prefiere no
dar respuesta de los propios actos y cede su autonomía para que el
otro la gestione.

Así pues, he aquí el panorama: infantilizados unos, paternalistas
otros. Pero el nuevo modelo de paternalismo presenta también alguna
diferencia respecto del clásico. Principalmente, es menos autoritario.
Emplea su autoridad más para halagar que para ordenar, más para 'caer
bien' y obtener el asentimiento de las 'criaturas' protegidas que para
abusar de su posición. El paternalismo moderno no emplea estrategias
basadas en el dominio, sino en la complicidad. Yo te cuido, tú no me
molestas, dicen los padres al hijo treintañero que aún no ha dado un
solo paso para emanciparse y buscar trabajo y vivienda propios. Yo te
protejo, tú me votas, dice el político. Yo te hago soñar, tú me
compras, dice el industrial que ejerce su paternalismo a través de los
anuncios publicitarios.

En la era de la insatisfacción, los adultos que no han asumido su
condición de tales reclaman su derecho a elegir sin renunciar, a vivir
en la despreocupación, a disfrutar sin rendir cuentas a nadie. Quieren
probar nuevas experiencias, cambiar de pareja, vestirse con ropa
juvenil, echar canas al aire y salir 'de marcha' entre semana. Se
infantilizan, en suma. Pero para ello hace falta disponer de un padre
protector que responda de sus actos y les saque del atolladero cuando
reciben un revés. Esa autoridad tutelar que nos da el chupete es la
que tiene la culpa de nuestros errores, así funciona la cosa. Si algo
nos sale mal, siempre habrá alguien a quien recriminar que no nos haya
protegido. Si salimos magullados, siempre habrá una madre que nos
consuele con sus carantoñas.

Aunque dé la impresión de que la intimidad es un valor al alza, una
gran mayoría de personas está dispuesta a ceder parcelas de la suya a
cambio de recibir seguridad y protección. El paternalismo
institucionalizado es ladino: sabe que tratando a los ciudadanos como
niños podrá controlarlos mejor, al tiempo que éstos aceptarán de buen
grado el cobijo tranquilizador que les presta. En el fondo sigue
prohibiendo igual que antes, pero a cambio de ofrecer cada vez más
recompensas en forma de golosinas de lo más dulce y emotivo. Está bien
que las autoridades hagan lo que esté en su mano para impedirnos hacer
daño a otros conduciendo el coche a velocidad excesiva; pero ya es más
dudoso que tengan derecho a impedir que nos hagamos daño a nosotros
mismos.

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Saludos escépticos desde Bilbao.
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Pedro Luis Gomez Barrondo
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