[escepticos] Copio y pego: La mente magnética de EL PAIS
Luis Carlos Izquierdo
lci en ya.com
Lun Nov 20 15:35:41 WET 2006
La mente magnética
La polémica está servida. Ya hay experimentos con campos electromagnéticos
aplicados al cerebro para tratar la depresión y la esquizofrenia, o para
estimular el aprendizaje de ciegos y autistas. Pero se abre una puerta muy
peligrosa: la posibilidad de manipular nuestras mentes
ANGELA BOTO
EL PAIS SEMANAL - 19-11-2006
Finalmente, Elena se ha decidido a aprender a tocar el piano, así que ha
pedido cita en el centro de electromagnetismo que está cerca de su casa. Al
llegar, el especialista le coloca un estimulador sobre el cráneo y le aplica
durante unos segundos un campo magnético intenso en una zona muy precisa de
su cerebro. Cuando Elena llegue a su primera clase de piano, sus redes
neuronales tendrán la estructura de las de una persona que ya lleva algunos
años practicando con el instrumento, así que sólo necesitará unos cuantos
cursos para tocar como si llevara toda la vida haciéndolo.
La protagonista de esta escena hipotética probablemente no ha nacido todavía
o es sólo un bebé. El electromagnetismo forma parte de nuestra realidad
terrestre desde su origen, pero en el futuro sus aplicaciones no sólo van a
cambiar completamente el modo de tratar patologías como la depresión y la
drogadicción, sino que "cambiarán la forma de entrenar habilidades y también
de educar, entre otras cosas", según dice Álvaro Pascual-Leone, catedrático
de neurología de la Universidad de Harvard y director del centro de
estimulación cerebral del Beth Israel Deaconess Medical Center. Con el
magnetismo se puede aumentar la fluidez de palabra, facilitar el pensamiento
y hasta convertir a un individuo cualquiera en un virtuoso de la pintura.
Parece que aquello de "ponte las pilas" tendrá que convertirse en "ponte los
imanes", o, más precisamente, la bobina. Pero estamos tocando un área muy
delicada y hay quienes sostienen que el electromagnetismo también se
utilizará para manipular nuestro comportamiento.
En la base de la mayoría de esas aplicaciones futuras se encuentra una
técnica conocida como estimulación magnética transcraneal (EMT), que pone en
práctica la inducción electromagnética descubierta por Faraday en 1831. No
se trata de un nuevo método, pero sus inmensas potencialidades están
comenzando a vislumbrarse ahora. Consiste en colocar sobre el cráneo un
dispositivo formado por una bobina por la que se hace pasar corriente
eléctrica; así se genera un campo magnético que penetra en el cerebro e
induce una corriente secundaria en el circuito neuronal, que es la que se
encarga de producir los efectos. Un ejemplo muy sencillo: si el estimulador
se aplica en el área motora, el individuo moverá la mano.
Por supuesto, el efecto depende de muchas variables: la zona del cerebro en
la que se aplique, la frecuencia del campo magnético, la intensidad, el
número y frecuencia de las sesiones. En general, se emplean campos casi el
doble de potentes de los que se usan en las máquinas de resonancia
magnética -unas 10.000 veces más potentes que el flujo terrestre-. Además,
con la EMT "lo concentramos en la punta de un dedo y a una velocidad
increíblemente rápida", señala Pascual-Leone.
Las frecuencias bajas, entre 1 y 5 hercios, tienden a deprimir la actividad
cerebral, mientras que las más altas, 25 hercios, la incrementan. Existe una
correspondencia entre el efecto de las distintas frecuencias de la EMT y las
ondas que emite el propio cerebro. Las ondas alfa se detectan durante los
estados de relajación y tienen frecuencias entre 7,5 y 13 hercios. En los
estados de alerta aparecen las ondas beta, entre 13 y 28 hercios, y en
situaciones de estrés y confusión, la frecuencia cerebral supera los 28
hercios. El campo magnético terrestre está alrededor de los 7,8 hercios. Una
posible explicación del efecto calmante de la naturaleza es que el cerebro
entra en resonancia con la vibración terrestre y, por tanto, emite en ondas
alfa, las de la relajación.
Uno de los aspectos con mayores implicaciones es que la EMT puede producir
cambios permanentes en el cerebro. Eso sí, en este sentido el ejemplo de
Elena está muy lejos de acercarse a la realidad porque una sola sesión tiene
efectos muy efímeros. Los estímulos tienen una duración que va de los 200
microsegundos a algunos segundos, con efectos que duran entre 20
milisegundos y una hora. En general, se administra una batería de pulsos
magnéticos por sesión. "En las aplicaciones terapéuticas hacemos entre 10 y
20 días de sesiones seguidas sobre la misma zona. Ahí los efectos pueden
durar meses o incluso cambiar permanentemente el funcionamiento del cerebro",
explica Pascual-Leone.
Todo lo que hace el cerebro, desde pensar hasta amar, depende de complejas
redes de neuronas trabajando en un mismo objetivo. La estimulación magnética
penetra en esas redes, y permite, por tanto, "cambiar y guiar el
comportamiento", dice el neurocientífico español. En cuanto se sabe cuál es
la red que controla un comportamiento determinado, se puede actuar sobre
ella; o sea, que las potenciales aplicaciones del electromagnetismo
seguramente van más allá de lo imaginable.
De este modo, los pensamientos negativos de los depresivos se pueden cambiar
por optimismo y buen humor. De hecho, la EMT está aprobada como tratamiento
para la depresión en Canadá e Israel y estos mismos días se espera que se
apruebe en EE UU. En España, hospitales como el Son Llatzer de Mallorca y el
Bellvitge de Barcelona la están empleando en fase de experimentación. Los
investigadores involucrados son muy cautos a la hora de valorar sus
resultados. "No es eficaz en todos los casos, pero se consigue aliviar una
proporción significativa de ellos", asegura Mauro García Toro, jefe de
psiquiatría del hospital balear. La esquizofrenia es otra patología en el
punto de mira de esta técnica. Parece que es capaz de borrar del entramado
cerebral las alucinaciones propias de ese trastorno. Y la lista de usos
sigue creciendo. Aplicando la EMT a la corteza visual se puede lograr que un
ciego aprenda más rápidamente el alfabeto Braille. En los autistas favorece
la imitación, algo básico para el aprendizaje en estos individuos.
Precisamente el grupo de Harvard tiene tres proyectos financiados por el
Gobierno estadounidense para emplear el electromagnetismo en la aceleración
de la adquisición del lenguaje en autistas. En lo que se refiere al sistema
inmune, los resultados de algunos trabajos parecen indicar que la EMT
potencia los mecanismos de defensa estimulando la producción de glóbulos
blancos.
Sin embargo, lo más sorprendente es el universo de aplicaciones que se
vislumbra fuera de la terapéutica. El electromagnetismo tiene la capacidad
de potenciar habilidades o sacar a la luz talentos escondidos. Hasta el
punto de que el Departamento de Defensa de Estados Unidos financia estudios
para valorar si la EMT es capaz de aumentar la concentración y resistencia
del personal exhausto en el campo de operaciones. De hecho, el grupo de Mark
George, de la Universidad de Carolina del Sur, ha desarrollado un aparato
portátil de EMT como prototipo del que un día podría incorporarse al casco
de los pilotos para combatir el cansancio en vuelo. Pero no todos los
expertos están de acuerdo. Eric Wassermann, jefe de la unidad de
estimulación cerebral del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos (EE
UU), contesta por correo electrónico: "Los cambios en el área de la
cognición no son mayores de los que se podrían producir con entrenamiento,
fármacos y otras manipulaciones. No he visto nada que exceda la magnitud del
efecto estimulante de una taza de café".
Siguiendo la opinión divergente de algunos colegas de Wassermann, podría
añadirse otra escena a la ficción protagonizada por Elena. Ahora nuestra
heroína tiene que hacer una importante presentación ante el director general
de la compañía para la que trabaja. En esta ocasión también recurre al
electromagnetismo para estimular las redes encargadas de la fluidez verbal,
de la claridad mental y de la memoria. De este modo, Elena se asegurará una
exposición brillante delante de su jefe. Se ha observado en experimentos que
al aplicar la EMT a la corteza prefrontal -la región más evolucionada del
cerebro humano- los voluntarios participantes en las investigaciones
resolvían más rápidamente los rompecabezas geométricos que se les
presentaban.
Un paso más en las habilidades y llegamos a ese concepto tan anhelado y
fascinante que es la creatividad. Dos investigadores australianos, Allan
Snyder y Elaine Mulcahy, utilizaron el electromagnetismo para detener
momentáneamente la actividad del hemisferio cerebral izquierdo -el más
racional, donde residen los conceptos- de un grupo de voluntarios y, como si
se pulsara el botón artístico, los participantes desplegaron unas
habilidades pictóricas insólitas en ellos. Aunque la base teórica del
experimento se considera correcta, estos resultados todavía no han logrado
demasiado crédito en la comunidad científica. "Me gustaría ver otros
estudios con pruebas validadas de creatividad", afirma Wassermann.
Una pieza más en el puzzle la aportan los experimentos de Pascual-Leone. Al
bloquear ciertas estructuras de la corteza prefrontal derecha, los sujetos
tienen más problemas para reconocerse a sí mismos. "No son totalmente
inconscientes de que ellos son ellos, pero tienen más dificultades".
La reflexión metafísica está más que servida, y cuando se aborda la
posibilidad de manipular el comportamiento mediante campos
electromagnéticos, se puede añadir además el debate ético. "Se puede
modificar la relación entre lo que es importante para mí y lo que es
importante para mi sociedad", afirma Pascual-Leone. Con la EMT, estimulando
zonas del hemisferio derecho se puede hacer que un sujeto abandone sus
impulsos egoístas y se convierta en un ser entregado a los demás. "Esto
tiene aplicaciones en la adicción de drogas, donde hay un exceso de deseos
hedónicos, de placer rápido. [.] Se puede conseguir que los drogadictos
tengan menos deseos de consumir drogas, pero esto abre una clase de debate
neuroético muy importante". Y no sólo en este caso, porque, dado que en
función de la frecuencia empleada se inhibe o se activa, los efectos
positivos pueden convertirse en negativos con sólo una vuelta de mando. Al
igual que se estimula la fluidez verbal, se puede lograr que una persona
enmudezca o también provocar que un individuo no vea un objeto que está ante
sus ojos.
La influencia del electromagnetismo sobre el ser humano todavía es un tema
controvertido sobre el que muchos no quieren hablar y en el que la ciencia
no parece ponerse de acuerdo, particularmente en algunos terrenos como los
campos generados por los tendidos eléctricos, los teléfonos móviles y otros
aparatos electrónicos. Lo que nadie niega es que la vida sobre el planeta se
ha generado inmersa en el campo magnético terrestre. Las neuronas, por su
parte, son unidades eléctricas que responden a los cambios de cargas que se
producen a su alrededor. Aún más, los resultados de un trabajo del Instituto
de Tecnología de California apuntan a que existe magnetita en el cerebro, y
que tenemos, como muchos animales, un sensor de campos electromagnéticos.
Persinger, un científico a menudo polémico, lleva años investigando esta
relación, y ha observado que el nivel diario de actividad geomagnética
influye en las tendencias agresivas, en la respuesta inmune, en los ataques
epilépticos y en el comportamiento en general. Todavía no se ha confirmado
irrefutablemente que exista una relación de causa-efecto, pero los trabajos
de su equipo en ratas sugieren esa conexión. La teoría de Persinger es que
somos seres electromagnéticos. Todo lo que rige un organismo, desde las
reacciones moleculares hasta comportamientos tan complejos como las
interacciones sociales o los pensamientos, se caracteriza por un patrón
electromagnético específico. Si se conociera ese patrón, se podría
reproducir aplicando campos electromagnéticos.
Luis Carlos Izquierdo
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