<br><br><div><span class="gmail_quote">El día 4/09/06, <b class="gmail_sendername">Enrique Reyes</b> <<a href="mailto:conen@idecnet.com">conen@idecnet.com</a>> escribió:</span><blockquote class="gmail_quote" style="border-left: 1px solid rgb(204, 204, 204); margin: 0pt 0pt 0pt 0.8ex; padding-left: 1ex;">
Hola,<br><br>guillermo perez wrote:<br><br>><br><br>Yo aún diría más. Yo creo que no hace falta que la evidencia apunte<br>hacia la inexistencia de X. Basta conque no haya evidencia de X para<br>dejar X en la inexistencia practica.
<br><br><br>--<br>---------<br>Deseo proponer a la favorable consideración del lector una doctrina que,<br>me temo, podrá parecer desatinadamente paradójica y subversiva. La<br>doctrina en cuestión es la siguiente: no es deseable creer una
<br>proposición cuando no existe fundamento para suponer que sea cierta. Por<br>supuesto, debo reconocer que, si dicha opinión se generalizara,<br>transformaría por completo nuestra vida social y nuestro sistema<br>político; como ambos actualmente son perfectos, este hecho debe pesar en
<br>contra de dicha opinión.<br><br></blockquote></div><br>Otra vez estamos mezclando entes con proposiciones...<br>Siguiendo esa misma de razonamiento, quizás yo no debería existir. Al menos, antes de mi concepción, la probabilidad matemática de que se produjera la unión que dio lugar a mis genes era prácticamente de cero.
<br><br>Saludos.<br><br clear="all"><br>-- <br>Ramón Díaz-Alersi