<br><br><div><span class="gmail_quote">El día 5/09/06, <b class="gmail_sendername"><a href="mailto:david@puntoque.net">david@puntoque.net</a></b> <<a href="mailto:david@puntoque.net">david@puntoque.net</a>> escribió:
</span><blockquote class="gmail_quote" style="border-left: 1px solid rgb(204, 204, 204); margin: 0pt 0pt 0pt 0.8ex; padding-left: 1ex;"><div>
<div bgcolor="#ffffff"></div><div><span class="q">
<div><strong><br></strong></div>
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<div><font face="Arial" size="2"></font> <br></div></span></div><div> <br><div><font face="Arial" size="2">Pero sí que hay una diferencia: Tenemos evidencia
de la existencia de Ramón. Bueno, nosotros al menos tenemos sus mails. :) De los
unicornios, no. Me parece que el argumento "matemático" (mis comillas revelan
más mi ignorancia que otra cosa) lo sigo viendo válido: En un universo finito,
especular sobre infinitos entes, o proposiciones, para el caso, hace que la
existencia de esos entes o proposiciones sea muy cercano al cero.</font></div></div></div></blockquote><div><br>Sí, reconozco que mi argumento es bastante retórico, ya que parece ser que existo (¿O no? ¿Descartes o solipsismo? ;-)). Por otro lado, siento ponerme pesado, pero los entes existen o no existen (dejemos el famoso gato); las proposiciones, en cambio, existen en cuanto se enuncian, la diferencia es que son verdaderas o falsas, necesarias o innecesarias. La inexistencia de un ente no puede probarse, aunque podamos pasar tranquilamente de esta prueba. Las proposiciones, en cambio deben ser necesarias (la navaja de Occam) y además poder probarse.
<br><br>Saludos.<br></div><br><br></div><br><br clear="all"><br>-- <br>Ramón Díaz-Alersi