<br><br><div><span class="gmail_quote">El día 12/08/06, <b class="gmail_sendername">Pepe Arlandis</b> <<a href="mailto:idd01hrp@wanadooadsl.net">idd01hrp@wanadooadsl.net</a>> escribió:</span><blockquote class="gmail_quote" style="border-left: 1px solid rgb(204, 204, 204); margin: 0pt 0pt 0pt 0.8ex; padding-left: 1ex;">
<br>Tienes razón en que no podemos reducir la vida al método científico,<br>pero en cuanto al hilo de donse sacas la conclusión no es aplicable lo<br>que dices puesto que se trataba de afirmar una proposición, no de tomar
<br>una decisión. Una proposición es cierta o falsa(también puede ser<br>indecidible, pero eso son ganas de complicarse la vida de los<br>matemáticos) mientras que una decisión es correcta o incorrecta (según<br>lo que te pase después) decidir pegarse un baño en agosto es una
<br>decisión acertada casi siempre, pero te puede dar un corte de digestión<br>y entonces has metido la pata.<br></blockquote></div><br>Lo sé, lo sé. Únicamente intentaba desviar la discusión hacia algún sitio donde no se bloqueara. Y es que me parece que intentar distinguir un original de una copia si ambas son idénticas no tiene sentido. O no tiene más que el que queramos darle.
<br>Y por otra parte, la única utilidad que podría tener duplicar a una persona tan fielmente sería preservar a esta, es decir, se da por supuesto que el original está condenado a una extinción próxima.<br>O sea, el problema, además de no tener sentido, es dudoso que se planteara alguna vez.
<br><br>Saludos.<br clear="all"><br>-- <br>Ramón Díaz-Alersi