<br><br><div><span class="gmail_quote">2006/8/8, Inés Toledo <<a href="mailto:inesucu@gmail.com">inesucu@gmail.com</a>>:</span><blockquote class="gmail_quote" style="border-left: 1px solid rgb(204, 204, 204); margin: 0pt 0pt 0pt 0.8ex; padding-left: 1ex;">
<div><span class="q"><br></span></div><div><br></div><div><br>A veces, algunos médicos (algunos) siguen creyéndose "fuerzas vivas" a las que no se les puede discutir nada, porque: "Qué sabréis vosotros...".
<br>...<br><br>¿Por qué se oye mucho más ese argumento de "los ignorantes no deberían opinar" en boca de médicos que en boca de otros profesionales que, te aseguro, están expuestos a un vapuleo público semejante, y que también manejan asuntos muy, muy serios?
<br><br>Tengo la sensación de que ciertos pedestales son, aún, demasiado altos y demasiado añejos...</div></blockquote></div><br>Quizás por eso existe una ley que afecta a la relación entre el paciente y su médico que no tiene equivalente (que yo sepa) para otras profesiones, la llamada ley de autonomía de los pacientes (Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica). En Internet es fácil encontrar el texto íntegro.
<br><br>Saludos.<br><br clear="all"><br>-- <br>Ramón Díaz-Alersi