La política lingüística de la Generalitat catalana, que es necesaria si
se quieren proteger los derechos de los hablantes del catalán, no ha
estado orientada a fomentar el bilingüismo -la solución aparentemente
más razonable- sino a intentar fomentar le monolingüismo catalán a
costa de limitar el uso del español y ahí es donde deja de ser
respetable, en mi opinión.<br>
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El problema es que siempre tendemos a comparar la situación de las dos
lenguas con paridad. Y no hay que olvidar que estamos hablando de una
lengua (catalán en este caso) que estuvo sometida a prohibición durante
cerca de cuarenta años. Y es una comunidad terca, porque no es la
primera vez que el catalán ha sufrido vejaciones a nivel institucional.
De hecho, desde 1714 los gobiernos "centrales" insistieron en una
política de acoso y derribo al catalanoparlante, y aún así no
consiguieron acabar con ella. Que yo sepa, el castellano (o español, o
como diantre queráis llamarlo) no ha sufrido un acoso similar.
Entonces, ¿por qué ponerlos en una situación de paridad? Aún a día de
hoy no se ha conseguido equilibrar el daño hecho por cuarenta años de
dictadura y prohibición de un idioma, relegado a los círculos
familiares y sin ningún tipo de cobertura institucional. Y no es una
cuestión de "ojo por ojo", como muchos quieren ver en el proteccionismo
de la Generalitat. Es lo que en su día se llamó "la Norma", o política
de normalización lingüística.<br>
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Si el catalán se hubiese perdido por una cuestión de desidia general,
porque a la gente le parecía algo inútil, vale. Pero después de
cuarenta años de jodienda, hay núcleos MUY GRANDES de catalanoparlantes
(no todo Catalunya se reduce a Barcelona), con lo cual todo esfuerzo
por mantener la lengua materna me parece poco.<br>
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Un saludo,<br>
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David Guerra<br>