[escepticos] un buscador para no encontrar cosas

Francisco Mercader fmercaderr en telefonica.net
Sab Jun 20 13:44:41 WEST 2009


[david en puntoque.net]
Hem... Leyendo el final de tu mensaje deduzco que Mercader ha perdido 
algún conocido, si es así, lo siento. No me enteré cuando lo dijiste?¡

[Mercader]
Lamento personalizar, pero a veces las anécdotas propias  pueden servir 
para reflexionar sobre asuntos más generales.
Lo especial del caso es que  se trataba de alguien que fue como mi 
hermano pero  con el que, por la distancia y por otras circunstancias, 
no tuve trato durante casi cuarenta años.  Entro, por casualidad,  en 
una web de músicos y me entero que, desde  hace un año, ya no vive.  Lo 
que me llama la atención (por eso lo traigo aquí) es la desproporción 
entre  esas circunstancias  de desapego y la fuerte sensación recibida, 
como si se me hubiera muerto alguien cercano. Últimamente he 
reflexionado sobre lo inútil de esa reacción de dolor por los ausentes 
que no parece adaptativa y que la Selección Natural olvidó sustituir por 
alguna aplicación del sabio principio "el muerto al hoyo y el vivo al 
bollo". Pero lo cierto es que no existe esa aplicación y la muerte de 
los allegados sigue dándonos bofetadas.
El otro aspecto es el de falta de oportunidad de mi reacción: ¿Cómo 
es -me digo a mí mismo- que te lamentas ahora si en cuarenta años no 
moviste un dedo para verle? La posible respuesta es que no sufrimos por 
los que se fueron sino por nosotros mismos. El sufrimiento de este tipo 
es, ni más ni menos,  un proceso egoísta. El que se fue ya no sufre, no 
echa de menos nada; no procede sufrir por él; es uno mismo el que 
percibe la rotura del vínculo; el que se siente huérfano y desprotegido; 
se sufre por uno mismo, aunque no se quiera reconocer. Se sienten rotos 
los hilos, las referencias, que nos hacen sentir seguros.
Otro aspecto es la vuelta de las sensaciones que hacen evidente  el 
nacimiento de supersticiones como el culto a los antepasados, chorradas 
como el espiritismo, psicofonías,  fantasmas y cosas así.   Ante un 
hecho semejante cuesta creer que las vivencias, las historias 
recordades tengan que desaparecer de un plumazo.  Hay que poseer todo el 
bagaje de escepticismo de que disponemos (espero que todos) los 
habitantes de esta corrala para no regodearse con la idea de que  ese 
amigo sigue en algún sitio.  Comprendo que, a la menor flaqueza de la 
parte razonable de nuestro cerebro,  muy acechada por los sentimientos, 
la gente de pocos recursos analíticos se consuele con cualquier idea que 
palíe la sensación de vacío.
Gracias a quien haya llegado leyendo  hasta aquí.




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