Re: [escepticos]TEORÍA LABORAL DEL VALOR (era: Lotería y daño al bien común)

jm jmbello en mundo-r.com
Dom Nov 30 15:40:06 WET 2008


El día 30 de noviembre de 2008 16:07, Pedro J. Hdez
<phergont en gmail.com> escribió:

>> Supongo que te refieres al precio del agua y los diamantes, no al
>> valor. De todas formas no me parece difícil la cosa (si la entiendo,
>> vamos). El agua está libre en la naturaleza, no tiene trabajo añadido,
>> por lo que su valor económico es nulo y su precio, cuando es
>> abundante, también. En cuanto hay trabajo, el agua incrementa el valor
>> (lo que se refleja en el precio, tanto sea en la propina al aguador
>> como en el precio del agua mineral embotellada).
>
> La paradoja es entre precio y valor.

¿Y cuál es la paradoja? Valor y precio no son lo mismo, y ni siquiera
tienen por qué estar relacionados.

> El agua tiene un valor obvio para
> la vida cotidiana.

Ahí juegas con dos acepciones diferentes de la palabra valor. El agua
no tiene para nada un valor económico obvio, como tampoco lo tiene el
aire. Es un producto que está en la naturaleza, y su valor económico
es nulo salvo que alguien se apropie (indebidamente) de ese recurso y
lo transforme en mercancía. Por supuesto, para algunas mentes todo es
mercancía, desde el aire hasta los valores (y ahí tenemos una tercera
acepción de la palabra valor): la honradez, la seriedad, la
honestidad... todo se compra, todo se vende. Yo no trago por ahí. Eso
no es más que pura ideología, idea esclerotizada al servicio de la
perpetuación del poder.


> Los diamantes no. Y ya antes de Marx --como
> mencionaba en el mensaje anterior-- alguien había hecho una
> apreciación interesante: ¿Es el precio del diamante tan elevado porque
> su extracción requiere tanto trabajo o es la gente que está dispuesta
> a hacer tanto trabajo porque su precio es elevado?. El valor marginal
> explica esa paradoja de manera muy elegante. El precio del agua es
> mucho más bajo que el del diamante porque en el equilibrio de mercado
> el precio tiende al valor marginal que es lo que estaría dispuesto a
> pagar el consumidor por una unidad más de agua. Como el agua para las
> necesidades básicas está generalmente garantizada, el valor que damos
> a la siguiente cantidad de agua que vamos a utilizar para regar el
> jardín o la piscina de los niños tiene excaso valor y por tanto
> estamos dispuesto a pagar poco. Eso explica también por qué te pueden
> cobrar un dineral por una botella de agua en determinados sitios como
> la terminal de un aeropuerto y la gente está dispuesta a pagarlo
> cuando el coste de producción no ha variado --uno puede tender a ver
> esto último como una estafa, pero el precio es tal porque la gente
> está dispuesto a pagarlo. No conozco a casi nadie que compre
> voluntariamente una botella de agua en la terminal de un aeropuerto
> porque sus necesidades de líquido estén comprometidas--. Y todo el
> mundo puede imaginarse una situación donde uno estaría dispuesto a
> cambiar un anillo de diamantes por una botella de agua. En todos esos
> ejemplos el precio de producción no explica absolutamente nada.
> Otra manera de verlo es que si de repente dejaras de cobrar por el
> agua, no se produciría mucha más excasés del recurso de la que hay. Si
> lo hicieses con los diamantes, estos desaparecerían casi
> instantáneamente del mercado.

Estás mezclando muchas cosas. Empezando por liarla con el valor y el
precio, cosas diferentes. Siguiendo por lo del "valor marginal", que
en origen (puedo estar equivocado, no soy experto) es más bien
"utilidad marginal", entendiendo por utilidad la capacidad de producir
satisfacción. Y terminando por poner situaciones que no son las que se
exigen habitualmente para el funcionamiento de esas "leyes". En los
ejemplos que propones tienen mucho papel los convencionalismos
sociales, los símbolos de prestigio, etc., que distorsionan las leyes
de mercado. Precisamente en ese tipo de casos las leyes habituales
(por ejemplo, los rendimientos decrecientes, muy ligada según entiendo
a la utilidad marginal) no se cumplen.

Pero la discrepancia es más de fondo, y tiene más de un siglo de
existencia. Es la concepción objetiva del valor frente a la concepción
subjetiva. Tú te apuntas a la segunda, yo a la primera. Es lícito,
creo, en ambos casos. Lo que no me parece lícito, y ya lo apunté
antes, es que pretendas que tu aproximación es la única posible. Hay
más, y cada cual se apunta a la que quiere, faltaría más. Pero siempre
sabiendo que hay otras, y que a lo mejor lo acertado está en la parte
contratante de la segunda parte.

Si me apunto a la mía es, entre otras cosas, porque la tuya sólo
funciona en muy determinadas condiciones sociales. En cuanto sales de
ellas, fracasa estrepitosamente. Y eso ocurre porque se basa en las
premisas de la sociedad capitalista occidental moderna, tomándolas
como si fuesen "leyes naturales". En las sociedades precapitalistas, y
tanto más cuando retrocedes en el tiempo, son incapaces de describir y
de explicar. La sociedad feudal, las altas culturas de la antigüedad,
y ya no digamos las sociedades preestatales en las que rigen la
redistribución y la reciprocidad, esas leyes no funcionan. Ni siquiera
la de maximización, uno de los caballos de batalla de los antropólogos
funcionalistas.

¿Que en la sociedad occidental actual la cosa va como tú dices
(dejando aparte los ejemplos anómalos, como el del diamante, que
responde a una convención fuera del mercado)? Bueno, dejémoslo en que
unas veces sí y otras veces no, y las más de las veces un sí pero
aproximado. Pero la sociedad occidental actual no sólo no es la única
posible, sino que ni siquiera es la única existente hoy en día. Me
atrevo a asegurar que en las aldeas tribales que siguen siendo la base
de la vida social en una muy considerable parte del mundo la cosa no
funciona así. Tal vez por ello hay que suprimirlas, ocultarlas,
desactivarlas y, si se hace necesario, masacrarlas.

Volviendo al agua, la del manantial que fluye libre no tiene valor
económico de ningún tipo. Ni precio: es gratis. La de la traída tiene
mayor valor, como corresponde a los costes de producción (en los que
se acumula el valor del trabajo directo con el valor del trabajo
acumulado en la maquinaria, las obras necesarias, etc.). La
embotellada tiene más valor todavía, por las mismas razones. Todo ello
marca valores objetivos, valores del objeto en sí. En condiciones
ideales, que en este caso son bastante habituales, el valor se
correlaciona bien con el precio: la tasa de traída de agua a
domicilio, el precio de la botella de agua en un supermercado normal.

Sobre eso actúan otros mecanismos distorsionadores de las propias
leyes del mercado, a mi modo de ver completamente inmorales y
francamente perjudiciales, que son los que permiten y legitiman
estafas como son el precio del agua en un aeropuerto y similares. Pero
eso es otra cosa.

Saludos

JM


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